SENTADOS A LOS PIES DE JESÚS
«Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.»
Lucas 10:40
En el pasaje que meditamos hoy, vemos a Marta completamente absorbida por las preocupaciones del día a día, por todo lo que debía hacer para que las cosas salieran bien. Marta estaba en medio de sus quehaceres, mientras su hermana María había decidido sentarse a los pies de Jesús, absorbiendo sus enseñanzas. El contraste es claro: Marta se encontraba tan ocupada con lo terrenal que olvidó lo más importante, lo espiritual, el estar en la presencia de Jesús.
¿Alguna vez te has sentido como Marta? Quizás te encuentras tan involucrado en tus responsabilidades diarias que dejas poco espacio para estar con Dios. Tal vez, al igual que Marta, piensas que todo lo que estás haciendo es importante, y que no hay tiempo para hacer una pausa y escuchar lo que Dios tiene para ti. Marta tenía en mente las cosas materiales, mientras que María eligió lo eterno, el tiempo con Jesús, el tiempo para aprender, el tiempo para ser transformada por Su Palabra.
Es muy fácil caer en la trampa de pensar que si no estamos siempre ocupados, no estamos siendo productivos. Vivimos en una cultura que glorifica la actividad constante, y nos enseña a estar siempre en movimiento. Sin embargo, la Palabra de Dios nos recuerda que el descanso en Él y el tiempo de comunión con Él son esenciales para nuestra vida espiritual.
¿Estás tan ocupado con tus responsabilidades diarias que te olvidas de poner a Dios en primer lugar? ¿Estás dando prioridad a lo terrenal sobre lo espiritual?
Te invito a tomar un momento para reflexionar sobre tus prioridades. ¿Cuánto tiempo realmente estás dedicando al Señor en medio de tus actividades cotidianas? Es esencial que no dejemos que las preocupaciones terrenales nos absorban tanto que dejemos a un lado lo que realmente importa. No se trata solo de servir a Dios en actividades, sino de sentarnos a sus pies, escuchar Su voz, y permitir que Él transforme nuestras vidas. En medio del ruido y la actividad, no olvidemos que la paz y la verdadera sabiduría se encuentran en la quietud ante Su presencia.
Señor, te pido perdón por aquellas veces en las que he estado tan ocupado con mis quehaceres que he descuidado pasar tiempo contigo. Ayúdame a poner mis prioridades en su lugar y a recordar que nada es más importante que estar a tus pies, escuchando tu voz y siendo transformado por tu Palabra. Enséñame a valorarte y a buscar tu presencia por encima de todo lo demás. Amén.

Alex Plasencia
Pastor Asistente