¿UN ORGULLO SUTIL?
«Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.»
Proverbios 16:18
El orgullo, aunque a menudo pasa desapercibido, puede infiltrarse en nuestras vidas cuando dejamos de lado a Dios, lo triste es que se va manifestando poco a poco y muchas veces no nos damos cuenta o no queremos darnos cuenta.
Este proverbio nos menciona que la soberbia (el orgullo) nos hace vulnerables. Cuando nos exaltamos y olvidamos nuestra dependencia de Dios, nos preparamos para el fracaso. La altivez de espíritu nos ciega, impidiendo ver nuestras debilidades y la necesidad de Su gracia.
Imagina un enorme reservorio que contiene miles de litros de agua. A simple vista parece sólido y seguro, pero una pequeña grieta (imperceptible al principio) comienza a expandirse lentamente. Con el tiempo, esta grieta, si no es reparada, puede causar un colapso completo del reservorio, desencadenando un desastre.
El orgullo en nuestras vidas puede ser como esa grieta. Aunque parezca pequeño o inofensivo, si no lo identificamos y tratamos puede llevarnos a un colapso espiritual, afectando nuestras relaciones con Dios y con los demás.
¿Hay “grietas” de orgullo en tu vida que necesitas atender antes de que causen un daño mayor?
¿Cómo cuidarnos del orgullo?
- Examina tu corazón: Dedica tiempo esta semana para reflexionar y pedirle al Espíritu Santo que revele áreas donde el orgullo pueda estar presente. Anota lo que descubras y ora al respecto.
- Escucha y acepta las observaciones de los demás: A veces tendemos a cerrarnos y no reconocemos nuestras faltas cuando alguien nos las hace saber.
- Recuerda quién es el centro: Lee pasajes como Juan 15:5 («Separados de mí nada podéis hacer») para recordar que todo lo que logramos es gracias a Dios.
- Practica la humildad en lo cotidiano: Reconoce y aprecia el esfuerzo de otros. Da crédito a quienes lo merecen y agradece a Dios por cada logro, grande o pequeño.
ORACIÓN: «Señor, ayúdame a identificar las áreas de mi vida donde el orgullo se ha infiltrado, incluso de manera sutil. Dame un corazón humilde que reconozca Tu gracia y dependa completamente de Ti. Quiero que mis acciones y actitudes siempre reflejen Tu gloria y no mi propia vanidad. En el nombre de Jesús, amén.»
Alex Plasencia
Pastor Asistente