CUIDADO CON LA QUEJA
«Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.»
Lucas 10:40
En el relato bíblico de Marta y María, encontramos un ejemplo elocuente de cómo la queja puede surgir en situaciones de percepción de injusticia o desigualdad en la distribución de responsabilidades. Marta, preocupada por las tareas domésticas, se siente abrumada por el trabajo que lleva mientras su hermana María parece disfrutar de la enseñanza de Jesús sin contribuir en las labores del hogar. La actitud de Marta refleja una sensación de injusticia al sentir que está sola en el servicio, lo que desencadena su queja hacia Jesús por no intervenir en la situación.
En la vida cotidiana, es común que las personas expresen quejas cuando perciben que no han recibido algo que consideran que merecen o que han sido privadas de algo que creen que les corresponde. Esta reacción puede estar motivada por sentimientos de insatisfacción, descontento o frustración ante situaciones percibidas como injustas o desiguales. La queja puede surgir en diversos ámbitos, ya sea en relaciones personales, laborales o sociales, y suele reflejar una percepción de falta o privación.
Al analizar los rasgos de la queja, es esencial considerar cómo la victimización, el juzgamiento y la percepción de un «verdugo» pueden influir en la actitud de una persona. La victimización implica adoptar un papel de víctima, donde la persona se siente agraviada o perjudicada, lo que puede llevar a un ciclo de quejas y resentimiento. El juzgamiento, por otro lado, implica emitir juicios sobre los demás, lo que puede generar conflictos y tensiones en las relaciones interpersonales. La percepción de un «verdugo» como responsable de causar sufrimiento puede alimentar sentimientos de injusticia y resentimiento.
Cuando uno se victimiza, es incapaz de disfrutar de las bendiciones y las alegrías presentes en su vida. La queja puede convertirse en un obstáculo para la gratitud y la aceptación de la voluntad de Dios en nuestras vidas. Al culpar a otros o a Dios por nuestras circunstancias, corremos el riesgo de alejarnos de su amor y su propósito para nosotros. En lugar de colocar a Dios en el banco de acusados, es importante confiar en su soberanía y buscar su guía y consuelo en medio de nuestras dificultades.
Según la Palabra de Dios, hay varias enseñanzas y principios que pueden ayudarnos a superar la tendencia a quejarnos y cultivar una actitud de gratitud y confianza en Dios. Aquí hay algunas sugerencias basadas en la Biblia:
- Practicar la gratitud (1 Tesalonicenses 5:18)
- Buscar la voluntad de Dios (Proverbios 3:5-6)
- Perdonar y reconciliar (Colosenses 3:13)
- Cultivar la paciencia y la humildad (Colosenses 3:12)
- Buscar el consejo y la corrección (Proverbios 12:15, Proverbios 15:31-32)
Matthew Henry dijo: «El descontento es un pecado que tiene su propio castigo, que hace que los hombres se atormenten a sí mismos; vuelve al espíritu triste, al cuerpo enfermo y a todos los placeres y disfrutes agrios …”
Debemos recordar que nuestro gozo no depende nuestra circunstancia, nuestro gozo está en Dios. No permitas que la queja apague tu gozo.
Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente