3 ADVERTENCIAS SOBRE EL PECADO
“6 No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? 7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. 8 Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.”
1 Corintios 5:6-8
Todos tenemos tentaciones las cuales tenemos que enfrentarlas. Algunos basados en su temor al Señor las enfrentan correctamente, pero otros, no consideran la gravedad del pecado y las practican. Quizás no comprendemos la magnitud espiritual que implica pecar deliberadamente.
Hoy quisiera dar 3 advertencias sobre el pecado:
1. El pecado contamina a otros (v.6): “No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?”
En mi diario vivir tengo una tremenda responsabilidad con otros creyentes, porque soy de bendición al cuerpo de Cristo, o soy parte de la contaminación espiritual de la iglesia. ¿Qué decido ser? Permíteme dar un ejemplo, sobre el resentimiento y la amargura. Dice Hebreos 12:15: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;”. El pecado de amargura no sólo estorba a la persona que lo expresa, también contamina a los que le rodean.
Pablo hace la pregunta, ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? “leudar”: implica fermentar y extenderse rápidamente. Así es el pecado. Aunque los creyentes tienen el deber de animarse, orar unos por otros y edificarse mutuamente, también tienen el deber de ser firmes contra el pecado que pone en peligro la salud espiritual de la iglesia. A veces entre cónyuges o entre amigos, se ocultan pecados. Eso no es espiritual, eso es carnal porque ofende a Dios y ensucia al cuerpo de Cristo. ¡Cuidado con ser permisivos con lo que nos pueda parecer “pecados inofensivos”!
2. El pecado debe ser confesado y erradicado (v.7): “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”
La Biblia usa diversas figuras para ejemplificar el pecado, como la lepra o en este caso, la levadura, la cual es una masa constituida por ciertos hongos, capaz de fermentar el cuerpo con que se mezcla. Siempre un pecado personal afecta a todos los que le rodean, por ende, hay que erradicarlo.
Cuando los hebreos en el Antiguo Testamento se preparaban para la salida de la esclavitud de Egipto, recibieron órdenes de preparar panes sin levadura, ya que no tenían tiempo para esperar a que esta leudara. Un símbolo de lo que debemos hacer con el pecado en nuestra vida. La Santidad de Dios no permite pecado encubierto. La iglesia debería actuar de la misma forma. “El que encubre sus pecados no prosperará, Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13). ¿Hay pecado en casa o en ti?
De hablar lo dañino que es el pecado, Pablo pasa a hablar de lo que Cristo es para los suyos, y se habla de la Pascua. ¿Qué era la Pascua? Era la fiesta más solemne de los hebreos, que la celebraban en marzo, en memoria de la libertad del cautiverio de Egipto. Cristo, el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Debido a que nos liberó de la esclavitud del pecado, no deberíamos tener nada que ver con los pecados del pasado, de ese “mundo” donde nos sacó el Señor (vieja levadura).
No podemos permitir que el pecado (vieja levadura) dañe nuestra nueva naturaleza (nueva masa) en Cristo Jesús por Su obra en la cruz a nuestro favor (porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros). Cuidado con darnos licencias para volver a practicar el pecado.
La confesión de pecado sin erradicarlo de nuestro corazón es como cortar desde el tallo y dejar aún la raíz. Tarde o temprano sus malos frutos volverán a florecer. Volver al pecado pasado es soltar la mano de tu libertador y volver a los brazos de quien te esclavizó.
3. El pecado no permite avanzar espiritualmente (v.8): “Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.”
Se introduce el tema de la Pascua para recordar el júbilo de la liberación de la esclavitud de Egipto. Aplicándolo a nosotros, el gozo de que Cristo rompió las cadenas de poder del pecado. Ser libres de la esclavitud del pecado es motivo de celebración gozosa espiritual en la vida de todo aquel que ha nacido de nuevo en Cristo Jesús.
El pecado roba el gozo, afecta el testimonio, lastima a la familia, quebranta hogares y matrimonios. ¡No juguemos con el pecado! Vivir en la libertad en Cristo Jesús es motivo de fiesta cada día. No podemos cambiar nuestro banquete espiritual por migajas de este mundo.
Amado hermano, no tomes a menos cometer un pecado, cuyo costo llevó a nuestro amado Jesús a la cruz. No odiar el pecado es no amar correctamente a nuestro Salvador. Tu progreso en la santificación bendice la vida de la comunidad cristiana; así mismo, tu vida pecaminosa en privado ensucia el testimonio y vida de la iglesia.
¡Estudiemos la Palabra! ¡Vivamos la Palabra! ¡Enseñemos la Palabra!
Daniel Alcántara
Pastor Titular