La fragilidad de la vida humana
“Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada”
(1 Pedro 1:24-25)
¿Qué dice la Biblia sobre la vida humana?
Nuestra vida es como la hierba y la flor que un día están y al siguiente desaparecen. Pasajera, así es nuestra existencia. Pedro dice que así también es la gloria del ser humano. En otras palabras, todo es temporal: la vida, las riquezas, el trabajo, los grados académicos, la confianza y todo lo terrenal. Todo esto se desgasta. Hoy está y mañana no. La palabra de Dios no condena todas estas cosas, lo malo está cuando ponemos la absoluta confianza en todo lo que es efímero y pasajero.
Muchas personas hacen alarde de sus vidas, piensan que la vida es larga y hay que “disfrutarla” sin medir las consecuencias. Como dice la letra de una canción: “¡Déjenme vivir mi vida…!” Los hombres vanidosos se creen fuertes como el roble y creen que nada les va a suceder. La gloria del hombre es frágil. Como dice Job.14:1-2 “El hombre nacido de mujer, Corto de días, y hastiado de sinsabores, Sale como una flor y es cortado, Y huye como la sombra y no permanece.”
La existencia humana va mucho más allá de los años en esta tierra. Debemos vivir conscientes de que la vida en esta tierra es un peregrinaje, somos aves de paso en esta vida camino hacia nuestro funeral. Sin embargo, los creyentes tenemos buenas noticias.
La palabra de Dios en 1Pedro. 1:24-25 nos dice lo siguiente:
- Toda carne es como la hierba. Somos como “hierba. ”
- Somos como la hierba en nuestra relación con la tierra.
- Somos como la hierba en la fragilidad de nuestra naturaleza.
- Somos como la hierba en la incertidumbre de nuestras vidas. La hoja muere en todas las estaciones.
- Somos como la hierba en lo imperceptible de nuestra disolución. Hoja tras hoja se marchita y muere, y el paisaje aparece como siempre. (D. Thomas, DD)
- La palabra del Señor Jesucristo es para siempre.
- No centremos nuestra vida en los bienes terrenales que un día perecerán. No descansemos en las cosas pasajeras de este mundo ni las estimemos como si fueran permanentes.
- Enfoquemos nuestra existencia en lo celestial. Poned la mirada en Cristo. Pongamos nuestra confianza y esperanza en la salvación que la Palabra ofrece. Descansemos en la vida nueva y el perdón que la Biblia nos anuncia.
- Valoremos lo que la Escritura proclama y celebremos como lo más importante: la comunión con Dios, la gracia y la vida eterna en Cristo Jesús.
Es importante recordar que la vida es un regalo que se nos ha dado y que debemos aprovechar al máximo cada momento de nuestra existencia. Por lo tanto, es necesario, urgente, pero ¡ya! poner nuestra fragilidad humana en las manos de nuestro Dios eterno, quien nos enseñará a través de Su palabra como vivir la vida, cómo valorarla y ser útil para nuestra familia, la sociedad y la iglesia. Vivamos para lo eterno y para Él eterno.
Recordemos lo que dice Isaías 40: 6-8
Voz que decía: «¡Da voces!» Y yo respondí: «¿Qué tengo que decir a voces?» «Que toda carne es hierba y toda su gloria como la flor del campo. La hierba se seca y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopla en ella. ¡Ciertamente como hierba es el pueblo! La hierba se seca y se marchita la flor, más la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.»
¡Que Dios encamine nuestros corazones a poner nuestra confianza en los bienes celestiales y en nuestro Dios eterno!
Arturo Salirrosas.
Pastor IACyM Oasis