CAMBIOS SIGNIFICATIVOS
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”
Efesios 2:10
Es interesante reflexionar sobre la naturaleza de las resoluciones de Año Nuevo y por qué a menudo no se cumplen. Estas decisiones suelen surgir de un deseo genuino de mejorar, pero frecuentemente carecen de un fundamento sólido que les permita perdurar. Una de las razones más comunes por las que las resoluciones fallan es la falta de enfoque y compromiso. Aunque el entusiasmo inicial puede ser fuerte, la persistencia se desvanece cuando no hay una visión clara o un apoyo constante.
En contraste, la reflexión profunda, guiada por la Palabra de Dios, puede llevar a cambios significativos y duraderos. La Biblia nos enseña que cada persona ha sido creada con un propósito divino. En Efesios 2:10 leemos: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Este versículo subraya que nuestra existencia no es casual; somos parte de un plan divino que trasciende nuestras propias metas temporales.
Reflexionar sobre nuestro propósito en la vida y buscar la voluntad de Dios nos orienta hacia una existencia significativa. El propósito individual que Dios tiene para cada uno de nosotros se complementa con un llamado universal para todos Sus hijos. En 1 Pedro 2:9 se nos dice: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Este llamado implica vivir de manera que refleje las virtudes de Dios y proclame Su luz al mundo. ¿Pueden quienes nos rodean ver estas virtudes reflejadas en nuestra forma de vivir? ¿Escuchan acerca de Su gracia y bondad a través de nuestras palabras y acciones? O, por el contrario, ¿están menos inclinados a creer en Dios debido a nuestras inconsistencias?
Hacernos estas preguntas es crucial para evaluar nuestra relación con Dios y nuestro testimonio ante los demás. Si no examinamos nuestras vidas a la luz de la Escritura, podemos caer en la autocomplacencia, creyendo que estamos bien cuando en realidad podríamos estar lejos del propósito de Dios. Proclamar y reflejar Sus virtudes requiere una relación íntima con Él, una conexión que se fortalece al pasar tiempo en Su Palabra. Este conocimiento profundo no solo transforma nuestra mente, sino también nuestro corazón y acción. Como dice el salmista en el Salmo 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”.
Este nuevo año, comprometámonos a buscar un conocimiento más profundo de Dios a través de Su Palabra. Dedicar tiempo a meditar en las Escrituras, a interiorizar sus verdades y a vivirlas nos nutrirá espiritualmente y nos dará la sabiduría necesaria para comprender y cumplir el propósito que Dios tiene para nuestra vida. Que nuestras resoluciones no se queden en simples deseos, sino que se conviertan en decisiones respaldadas por la fe y fortalecidas por la gracia de Dios.
Avancemos con fe.
Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente