EL BEBÉ JESÚS, UN REGALO DE AMOR
En esta época de Navidad, muchas personas pueden tener enfoques distintos acerca de ella; algunas se preocupan por la comida, otros por las reuniones sociales, los regalos, salir de viaje o la llegada de familiares, al final se vuelve todo un caos, que llegamos al punto de olvidar cuál debería ser la verdadera razón de la Navidad.
La razón de la Navidad es el nacimiento de Jesús, es ese bebé que vino al mundo para salvarnos de toda la condenación eterna. La historia del nacimiento de Jesús nos recuerda el grande y poderoso amor y la gracia de Dios.
En este devocional quiero darte algunas enseñanzas que podemos poner en práctica para estos días que son importantes.
Hermanos, Jesús, el Hijo de Dios, se hizo carne y se convirtió en un bebé vulnerable y dependiente. Él, que era el Creador del universo, se humilló a sí mismo y se hizo tan pequeño para que pudiéramos recibirlo y amarlo. Esto es un recordatorio poderoso del amor de Dios por nosotros. Como dice el apóstol Juan: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que quien crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16).
La Humanidad de Jesús
Como bebé, Jesús experimentó la vida humana de la misma manera que nosotros. Él también lloró, se rió, se cansó y se durmió. Él dependió de María y José para su cuidado y protección. Esto nos recuerda que Jesús no solo es nuestro Salvador, sino también nuestro hermano y amigo y siempre estará allí en esos momentos difíciles.
El Propósito de Jesús
Pero Jesús no vino solo para experimentar la vida humana. Él vino con un propósito: salvarnos de nuestros pecados y reconciliarnos con Dios. Como bebé, Jesús ya era el Salvador del mundo. Como dice el profeta Isaías: «Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y el gobierno estará sobre sus hombros. Y se llamará su nombre: consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz» (Isaías 9:6).
¿Qué podemos aprender?
- El amor de Dios es incondicional: Dios nos ama tanto que se hizo carne y se convirtió en un bebé vulnerable.
- La humildad es una virtud: Jesús se humilló a sí mismo y se hizo pequeño para que pudiéramos recibirlo y amarlo.
- El propósito de nuestra vida es servir a Dios: Jesús vino con un propósito, y nosotros también tenemos un propósito: servir a Dios y amar a los demás.
Comparte en estas fechas el verdadero propósito de la Navidad. Que toda tu familia y amigos con los que estarás, sepan que Jesús aún está vivo, Él está presente y desea entrar al corazón de todos aquellos que creen en Él.
José Miguel Olave
Pastor de Adoración y Artes