VIVIENDO EN SANTIDAD
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.»
Colosenses 3:1-4
La idea de santidad puede ser expresada como llevar a cabo acciones que son agradables para Dios y abstenerse de aquellas que no lo son.
Para Pablo es importante establecer nuestra identidad. Vamos a ver en Colosenses 3:1-4, los que están en Cristo, hemos sido resucitados a una vida nueva con Cristo. La implicación es, que esa identidad debería afectar nuestra manera de vivir.
Pablo inicia diciendo, si esto soy lo que soy, así debo actuar. Todo lo que el cristiano hace, tiene como su fin, como la meta, Cristo. El punto que Pablo está llegando en estos versículos, es que la prioridad de la vida cristiana es enfocarnos en Cristo, meditar en Cristo, amar cada día más a Cristo, atesorar a Cristo en nuestros corazones. El que ha puesto su fe en Cristo, ha sido colocado en Cristo, ha sido unido con Cristo, lo que le permite tener una vida arraigada a Cristo y absolutamente todo el resto de su vida se trata de Él.
Pablo resalta en este pasaje que Cristo es nuestra vida. La vida cristiana no se resume en asistir a la iglesia o en las disciplinas espirituales, tampoco en portarse bien o evitar el mal. La vida cristiana se resume en estar unidos con Cristo. A la medida que nosotros profundizamos nuestras raíces en Él. A esa medida, nuestra vida reflejará a Cristo.
Cristo en la cruz nos ha dado todo para vivir en santidad. Lo que yo soy en Cristo, es lo que vivo ahora. Por lo que en mi caminar por la vida cristiana debo ser conformado a la imagen de Cristo. Que Él sea nuestra vida.
El punto es tener nuestros ojos puestos en Cristo, en tener nuestras mentes puestas en Cristo, recordar quién somos en Cristo. Porque solo en Él, encontramos el poder para hacer morir nuestro pecado.
El que ha confesado fe en Cristo, ya ha sido declarado justo eternamente delante de Dios para siempre. Para el que está en Cristo ya no hay condenación. Cuando Dios lo mira, lo mira como si hubiera vivido la vida perfecta de Su Hijo y al mismo tiempo, esa persona está en un proceso de transformación, para que su vida luzca justa delante de Dios.
Si estás en Cristo eres un hijo amado y redimido, quien está siendo conformado a la imagen de Cristo.
Pon tu mira en Cristo y su cruz, porque solo ahí, llegamos a entender la totalidad del amor y de la justicia de Dios, lo que nos va a llevar a vivir una vida en santidad.
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!
Luiggi Naveda
Pastor Asistente