DIOS DESEA NUESTRO BIEN
“Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.”
Proverbios 3:11-12
Salomón, en estos versículos nos recuerda, que la corrección de Dios no debe ser vista con desprecio o con rechazo, sino como una manifestación del amor divino de Dios. La corrección de Dios no es un acto de castigo por maldad hacia nosotros, sino que es una forma de orientarnos hacia el camino correcto. Tal como un padre corrige a su hijo para que este aprenda a vivir con sabiduría, Dios actúa de manera similar con nosotros.
Cuando pasamos por momentos difíciles, cuando vienen las duras pruebas, muchos de nosotros podemos sentirnos tentados a cuestionar Su amor. Sin embargo, estos versículos nos invitan a cambiar nuestra perspectiva. El amor de Dios está presente en Su disciplina, porque Él desea lo mejor para nosotros. No es un acto de enojo, sino más bien de misericordia. La corrección es una herramienta que Dios usa para formarnos y guiarnos, ayudándonos a crecer en carácter y fe.
Estar en los caminos de Dios es estar consciente de que en medio de las dificultades y desafíos Dios siempre estará con nosotros, es el hecho de saber que Dios está a nuestro lado aun cuando el proceso sea doloroso y sintamos que Dios nos abandonó.
Mis hermanos, la actitud que tengamos frente a la disciplina o corrección de Dios determinará cómo aprovechamos esa oportunidad de crecimiento y de bendición. Si la recibimos con humildad y obediencia, seremos transformados. Si, por el contrario, nos mostramos rebeldes o enojados, corremos el riesgo de perder las bendiciones que la corrección divina de Dios busca traernos.
Si hoy estás pasando por un tiempo de corrección o disciplina en tu vida, no la rechaces, sino que tómalo como una oportunidad para acercarte más a Dios. Agradece Su amor y misericordia, que se manifiestan incluso en los momentos difíciles. Pídele al Señor sabiduría para comprender y aprender lo que Él desea enseñarte a través de las pruebas. Recuerda que cada corrección de parte de Dios es una oportunidad para crecer en fe, carácter y obediencia.
José Miguel Olave
Pastor de Adoración y Artes