AUMENTANDO NUESTRA FE EN EL SEÑOR
“Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza.
Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?”
Lucas 8:24-25
Según el contexto de este pasaje, el mar de Galilea es bien conocido por sus tormentas violentas y repentinas. La severidad de esta tormenta es evidente en el hecho de que los discípulos, muchos de los cuales eran pescadores experimentados en este mismo mar, estos estaban aterrorizados. “Y vinieron a Él y le despertaron diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos!”, Jesús se despertó y reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. Y les dijo: “¿Dónde está vuestra fe?”
¡Hermanos!
Habrá cosas que nos hagan dudar o luchar por la falta de nuestra fe. Pero tenemos que tener la seguridad que aunque nos sintamos con falta de fe, Dios siempre será fiel con nosotros, como dice la Palabra de Dios:
“Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo”
(2 Timoteo 2:13)
Tenemos que dar prioridad a recordar la bondad de Dios y cómo nos ha sido fiel en el pasado. Esto aumentará nuestra fe y nos dará fortaleza en estos casos.
La causa principal de nuestra falta de fe es que no tenemos una relación verdadera con el Señor en quien decimos poner nuestra fe.
A medida que tengamos mayor comunión con Dios, lo conoceremos mejor y tendremos mayor confianza en Él y en Sus caminos, porque los vemos en acción. Es difícil confiar en alguien a quien no conocemos. Por tal motivo debemos conocerlo cada día más y más.
Jesús, nunca pidió, a quienes les seguían, que vivieran negando sus problemas. No les escudó de la adversidad, más bien permitió que las tormentas los azotaran para que incrementaran su fe en medio de los peores momentos.
¡Amado hermano!
Las pruebas son pasajeras por naturaleza, duran una temporada y por una razón. No debemos cometer el error de pensar que nuestras circunstancias nos destruirán, Dios está con nosotros, no tenemos por qué darnos por vencidos o dejarnos derrotar por los problemas, más bien debemos enfrentarlos, confrontarlos, lidiar con ellos y, al final, superarlos.
¡Seremos “vencedores”, porque nuestro Dios es todo suficiente!
Esta verdad nos traerá gozo y consolación a nuestros corazones.
Vivamos todos los días con confianza, sabiendo que Dios nos está vigilando y dirigiendo.
Destruyendo barreras
José Cabanillas
Pastor Asistente