LUCHANDO PARA VENCER
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”
(Ro. 8:37)
Corrían los años 1,991 cuando llegué a Japón para trabajar por algunos años. En este país conocí a un joven peruano llamado Felipe, quien regresaba a Trujillo después de haber trabajado arduamente por un lapso de cinco años; y con mucha alegría me detallaba sus sueños y planes que iba a realizar cuando estuviera con su familia.
Calculaba que su esposa tenía ahorrado 100, 000 dólares y que, efectivamente, ella le había confirmado. Que su relación con su esposa y su hijo era muy buena, y no les había comunicado de su regreso para que sea una linda sorpresa de reencuentro familiar.
Después de 3 años regresé a Perú, me comuniqué con Felipe para continuar con nuestra amistad y con mucha tristeza me explicaba la más cruel desilusión que había sufrido. Su esposa había gastado todo el dinero que le había enviado, entregándose a una vida de lujo. Para colmo de los males, su mujer vivía con otro hombre, y no deseaba tener ninguna comunicación con él.
Los sueños y planes de Felipe se habían esfumado. A pesar de todo, tomó las cosas con tranquilidad y paciencia. Lo primero que hizo fue tramitar su divorcio y que, cuando lo obtuviera, regresaría nuevamente a Japón.
Sucesos como este ocurren en la vida diaria, los sueños que fabricamos, las ilusiones que nos hacemos, los planes optimistas que proyectamos, son con la esperanza de que todo saldrá bien para llegar a ser prósperos.
El incrédulo no pone en primer lugar a Dios en sus planes:
“En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”
Santiago 4:15
Este es el motivo por el cual nuestros proyectos suelen desplomarse y desmoronarse en un instante.
La vida es tan insegura, el destino es tan incierto y en nuestro caminar diario hay muchos obstáculos y emboscadas satánicas que muchas veces tenemos que decir con tristeza: “yo soy el vencido en la guerra de la vida.”
“Con Cristo podemos luchar con su Sabiduría, su fuerza y destruir barreras y ser vencedores, y más que vencedores”:
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”
Romanos 8:37
Cuando Cristo vive en nuestro corazón, lucharemos para ser bendecidos y destruir cualquier calamidad.
Amado hermano, abramos nuestro corazón, para que more el Gran Vencedor de las barreras que se nos presente en nuestra vida diaria: “Jesús de Nazaret: El Cristo.”
Destruyendo barreras
José Cabanillas
Pastor Asistente