ESTABLECIENDO LAS NORMAS DEL REINO DE LOS CIELOS
“9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”
1 Corintios 6:9-11
Un buen padre establece lineamientos para que el hogar pueda desarrollarse de manera correcta; así mismo, el Señor, el padre perfecto, nos deja normas del reino de los cielos que todo hijo de Dios debe considerar y obedecer.
En estos versículos Pablo menciona con claridad quienes son aquellos que no ingresarán en el reino de los cielos y quienes sí tendrán acceso.
1. Una advertencia seria (v.9a): “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis;”
El apóstol Pablo pone en evidencia una de las más tristes características de la sociedad: carecer totalmente de justicia. Pero, que eso suceda en la vida de aquellos que dicen ser seguidores de Jesús, es una terrible tragedia. El hombre, a través de todos los tiempos, ha procurado independizarse de Dios, procurando escapar de esa manera de las consecuencias de sus actos. ¡Imposible! Dios es Justo y Santo, y dará a cada uno la retribución conforme a sus frutos.
El v.9 inicia con una pregunta, y nos indica que hay cosas que podríamos estar cometiendo por ignorancia o probablemente por negligencia. La falta de estudio de la Palabra nos hace ignorantes ante los lineamientos del reino de los cielos. Por eso, Pablo constantemente les está advirtiendo a los corintios esto: v.2: “¿O no sabéis que los santos …?”; v.3: “¿O no sabéis …?” y v.9: “¿No sabéis …?” Amados, es peligroso que en un viaje no miremos las indicaciones y advertencias en el camino, podría terminar todo en una tragedia. Así es la vida sin tomar en cuenta los principios de la Palabra de Dios, podrías llevar tu matrimonio a la ruina, vivir tu sexualidad en impureza, practicar hábitos y desarrollar patrones que distan mucho de lo que a Dios le agrada. ¡Una mente natural no puede tomar una decisión espiritual! ¡Necesitamos la Palabra de Dios!
Reflexión 01: La vida cristiana no se trata sólo de permanecer en Cristo y amarlo. Si no identificamos los ídolos de nuestro corazón, corremos el riesgo de ser engañados y desviados por nuestros propios deseos: “9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” (Jeremías 17:9-10)
2. Una lista que avergüenza (vv.9b-10): “ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.”
Pablo hace una exhortación a no dejarse seducir por la cultura ni por las costumbres de los que no tienen temor de Dios, y les hace un listado de 10 características de los hombres y mujeres de mundo. A pesar que los tiempos han cambiado, los pecados siguen siendo los mismos. Entonces, les anima a pensar que el reino de los cielos es una contracultura; es decir, que avanzamos pero nadando contra la corriente de este mundo.
Los 10 Mandamientos en el Antiguo Testamento, así como el Sermón del Monte en el Nuevo Testamento, reflejan el carácter moral de Dios, y lo que Él espera de nosotros. Entiendo que todo cristiano viene de un transfondo, quizás prácticas pecaminosas que aquí se mencionan, lo cual es parte de nuestra lucha constante por erradicar esto de nuestro corazón. Pero, los que han sido llamados y santificados en Cristo Jesús ya no practican tales cosas; es decir, estos pecados no forman parte de su diario vivir.
En una sociedad altamente permisiva es fácil que los cristianos se den licencias y toleren cierta clase de pecados. Sentimos indignación por aquellos que roban o practican el homosexualismo, pero no tenemos problema con la avaricia, la murmuración o la embriaguez. Pareciera que hacemos una lista de “pecados aceptables”. Un discípulo de Jesús vive los valores del reino, y está dispuesto a morir por obedecer el estándar de Dios y no someterse a la “ética del mundo”. Si no vives para el Señor entonces duda de tu cristianismo.
Lamentablemente algunos creen que pueden llevar una vida como hijos del diablo y entrar al cielo como hijos de Dios. ¡Este es un grave engaño!
Reflexión 02: ¡Queremos ser maduros en la doctrina, pero aún somos inmaduros en el temor al Señor!
3. Una obra perfecta (v.11b): “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”
“Y esto erais algunos”: debe haber una evidencia entre lo que fuimos y lo que hoy somos. Si no hay frutos en nuestro andar diario, entonces no se ha nacido de nuevo en Cristo.
Pablo resalta el obrar de Dios al transformar a las personas y les hace recordar de esa gracia que había actuado en ellos cuando se convirtieron al Señor. ¡Qué contraste cuando no estábamos en Cristo! Les menciona 3 aspectos que son parte de nuestra salvación: “lavados”: nuestros pecados han sido perdonados (Salmos 51:1-2), “santificados”: ser apartado para propósitos del cielo (Juan 17:16-17), y “justificados”: ser declarado justo por la obra de Cristo en la cruz (Gálatas 2:16).
Cuánta gracia en el obrar de Dios en nuestra salvación. Él lo hizo por nosotros y en nosotros. Si tan glorioso es el cambio que la gracia de Dios efectúa en nosotros, ¡cuán vergonzoso será volver a revolcarse en el cieno después de haber sido lavado! “Como perro que vuelve a su vómito, Así es el necio que repite su necedad.” (Proverbios 26:11)
Reflexión 03: “Que tu cristianismo sea tan inconfundible y tu andar tan sincero, que todo el que te vea no tenga duda de quién es tu Dueño y quién es tu Señor.” (J. C. Ryle)
Si no estás dispuesto a vivir las normas del reino de los cielos, entonces no has tomado con seriedad la gravedad del pecado ni amas lo suficiente a Aquel que murió en la cruz por darte libertad. ¿Eres un turista en la casa de Dios o eres un ciudadano del reino de los cielos? “Por sus frutos los conoceréis”.
¡Estudiemos la Palabra! ¡Vivamos la Palabra! ¡Enseñemos la Palabra!
Daniel Alcántara
Pastor Titular