¿QUÉ PASA CON LOS QUE HAN MUERTO?
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza”
1 Tesalonicenses 4:13
Todos hemos experimentado la pérdida de un ser querido, amado y extrañado. Y las preguntas naturales que surgen son, ¿lo volveremos a ver algún día? ¿Dónde estarán mientras tanto? Si algún día lo volvemos a ver, ¿seguirá siendo mi papá, mi mamá, mi esposa o esposo, mi hijo o mi hija? Creo que estas preguntas encierran los más grandes afectos que hemos vivido con aquellos que ya no están entre nosotros.
Sin embargo, la biblia no satisface todas y cada una de las preguntas que surjan en nosotros; pero sí nos da la suficiente información «para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4:13b). Entonces, ¿qué nos dice la Palabra de Dios, acerca de los que han muerto en Cristo? Es decir, aquellos que abrazaron la fe en el Señor Jesucristo y murieron.
- LOS VOLVEREMOS A VER. Cuando Jesús vuelva por segunda vez, volveremos a ver a nuestros amados seres queridos, porque ellos serán los primeros en resucitar, como lo afirma la Biblia: “Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.” (1 Tesalonicenses 4:14). Fíjese que linda promesa de Dios, él los traerá con Jesús. Esta es garantía que los veremos, porque vendrán acompañados nada más ni nada menos que del Cristo triunfante del pecado y de la muerte. ¡Qué gozo será ese día de reencontrarnos con los seres que más amamos! Y continúa afirmando que nos reuniremos con ellos: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos para siempre con el Señor.” (1 Tesalonicenses 4:16-17). Primero ellos, después nosotros seremos arrebatados con ellos. ¡Qué lindo será ese día, los veremos y estaremos juntos, disfrutando de su compañía!
- LOS RECONOCEREMOS CLARAMENTE. La palabra de Dios da muestras de que los santos que han muerto en la gracia de Dios, son perfectamente identificables (independientemente de la época, siglo en el que vivieron o situación en la cual murieron). La garantía de esto está en el monte de La Transfiguración. “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron, blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.” (Mateo 17:1-3). Cronológicamente, estábamos en el año 33 d.C. ¿Y cómo es que aparece Moisés, cuya vida se desarrolló entre los siglos XIV y XIII a.C. Y el profeta Elías, que vivió en el siglo IX a.C.? ¿Cómo es que Pedro, ofreció construir tres enramadas: una para Jesús, otra para Moisés, y una tercera para Elías; cuando no se conocieron, ni fueron contemporáneos? Sin lugar a dudas, como señala el texto: “Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.” (Mateo 17:3). El Señor los identificó o por el tema de la conversación, Pedro los identificó claramente y escuchó lo que decían.
- DISFRUTAREMOS JUNTOS AL LADO DEL SEÑOR. El apóstol Juan dice que cuando haya un nuevo cielo y una nueva tierra, y baje del cielo la nueva Jerusalén como tabernáculo de Dios, el Señor habitará con Su pueblo, entonces: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor…” (Apocalipsis 21:4). Todo aquello que nos trajo sufrimiento, nos produjo dolor, nos llenó de lágrimas, ya no estará porque el dueño de la vida y la felicidad reina entre los redimidos. El gozo, la paz, la tranquilidad y la adoración a Dios estarán con nosotros.
Una de las bendiciones y realidades más grandes será la inexistencia del pecado. Allí se acabará la naturaleza pecaminosa que tanto dolor, sufrimiento y decepción ha causado en cada uno de los mortales. ¡Examínalo!
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor