DE QUÉ Y PARA QUÉ ESTAS HECHO
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10
Nuestra identidad como creyentes en Cristo es fundamental para comprender nuestro propósito y significado en la vida. En la Biblia, encontramos que nuestra identidad está arraigada en ser amados hijos de Dios, redimidos por la obra salvadora de Jesucristo en la cruz. Esta identidad transformadora nos define y nos capacita para vivir una vida plena y significativa según el propósito divino.
Como hijos de Dios, nuestra identidad se basa en la verdad de que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27). Esta realidad nos revela que tenemos un valor intrínseco y una dignidad que proviene de nuestro Creador. A través de la obra redentora de Jesucristo, se nos ofrece la oportunidad de restaurar nuestra relación con Dios y vivir en comunión con Él como sus hijos amados (Juan 1:12).
Nuestra identidad en Cristo también implica que somos una nueva creación (2 Corintios 5:17). Al aceptar a Jesús como nuestro Salvador, experimentamos una transformación interna que nos libera del poder del pecado y nos capacita para vivir una vida conforme a la voluntad de Dios. Esta nueva identidad nos permite dejar atrás nuestro pasado y abrazar el futuro que Dios tiene preparado para nosotros.
Además, como creyentes en Cristo, nuestra identidad se define por nuestra unión con Él. En Gálatas 2:20, el apóstol Pablo declara: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí«. Esta profunda verdad revela que nuestra vida está oculta en Cristo y que Él es la fuente de nuestra identidad y propósito. Nuestra vida adquiere significado y dirección cuando nos identificamos con Cristo y permitimos que Él viva a través de nosotros.
En cuanto a nuestro propósito, la Biblia nos enseña que fuimos creados para glorificar a Dios y disfrutar de una relación personal con Él (Apocalipsis 4:11). Nuestro propósito en la vida es amar a Dios con todo nuestro ser y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39). Al vivir en obediencia a los mandamientos de Dios y reflejar su amor y gracia a los demás, cumplimos con el propósito para el cual fuimos creados.
Además, como creyentes en Cristo, también tenemos el propósito de proclamar el evangelio y hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:19-20). Estamos llamados a ser testigos de Cristo en nuestro entorno y llevar la luz del evangelio a un mundo que necesita desesperadamente la esperanza que solo Jesús puede ofrecer.
Que estas verdades sobre nuestra identidad y propósito en Cristo nos inspiran a vivir de manera coherente con quienes somos en Él. Que busquemos reflejar Su amor, gracia y verdad en todo lo que hacemos, y que nos esforcemos por cumplir con el propósito divino para nuestras vidas. Que nuestra identidad como amados hijos de Dios y nuestra misión de llevar Su luz al mundo nos motive a vivir con pasión y entrega, confiando en que Él nos capacitará y guiará en cada paso del camino. Que cada día podamos experimentar la plenitud y el gozo que provienen de vivir en comunión con nuestro Salvador y Señor, y que nuestra vida sea un testimonio vivo de Su amor transformador. ¡Que Dios nos fortalezca y nos guía en nuestro caminar junto a Él!
Avancemos con fe
Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente