LADRILLOS Y ANDAMIOS
“Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; …yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.”
Hechos 18:9-11
Después de su tiempo en Atenas, Pablo emprendió un nuevo viaje hacia Corinto, una ciudad estratégica y bulliciosa. Allí, en medio del trajín cotidiano, conoció a Aquila y Priscila, una pareja judía con quienes compartió el oficio de hacer tiendas. Juntos, trabajaron y compartieron la fe en la sinagoga, donde Pablo discutía y persuadía tanto a judíos como a griegos acerca de Jesús.
En medio de estos eventos, el Señor fortaleció a Pablo en una visión nocturna, asegurándole protección y respaldo en su labor. Así, Pablo permaneció un año y medio enseñando con pasión la Palabra de Dios en Corinto, sin temor y con plena confianza en el Señor.
En su dedicación por proclamar el evangelio y establecer la iglesia en Corinto, Pablo entendía la importancia de permanecer un tiempo para consolidar la fe de los hermanos y dejar una base sólida para el crecimiento continuo de la comunidad de creyentes. Reconocía que, como familia unida en el amor de Cristo, cada miembro se preocupa por el bienestar del otro y juntos crecen en el conocimiento de Dios mientras disfrutan del servicio.
Todo pastor o líder, tiene el deseo de seguir construyendo el Reino de Dios y que bendición es trabajar junto a la gran familia cristiana, pero entendemos que no siempre gente que trabaja contigo estará siempre, hay momentos que gente que trabajo contigo toman la decisión de irse. Pero entendemos que son siervos de Dios llamados a desarrollar ministerios donde la necesidad apremia.
Así como en una construcción necesitas andamios y ladrillos. Los ladrillos permanecen; mientras que los andamios te ayudan a construir, pero no se quedan en la edificación. Ambos son necesarios en la edificación de edificios y casas.
Dado que mencionamos la palabra “edificación”, se puede establecer esta metáfora cuando hablamos de edificación de la iglesia. En la iglesia se puede identificar a ambos servidores, los servidores “ladrillos” que están para edificar la iglesia y permanecer siendo un instrumento de Dios para la construcción de una iglesia firme. Pero también tenemos los servidores “andamios” aquellos que están apoyando en la edificación, sin
en ellos la labor de edificación se vería limitada, dado que son puestos por Dios para ejercer ministerios en un tiempo importante para luego ser llevados a desarrollar sus dones y talentos en otras iglesias, como fue el ministerio del apóstol Pablo.
Debemos estar agradecidos por la vida de cada servidor que desarrollo la función de “andamio” ayudaron a edificar la iglesia de Cristo: dejaron ladrillos (discípulos), murallas (ministerios sólidos) y comprenden que Dios los llama a edificar ministerio en otra iglesia.
Dios usa a ambos servidores “Ladrillos y Andamios” para glorificarse, y en Su soberanía sabe quiénes permanecerán, y quienes continuarán su servicio en otra iglesia, y serán de bendición también.
Lo triste es que en la iglesia podemos encontrar personas que no son ni “ladrillo o andamio” no forman parte del desarrollo y expansión de la iglesia. ¿Eres parte de la edificación de la iglesia de Cristo o sólo eres un espectador?
Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente