DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ
“ 4en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”
2 Corintios 4:4-6
El apóstol Pablo señala que hay un obstáculo en la mente de los incrédulos, causado por «el dios de este mundo», refiriéndose a Satanás. Esta ceguera espiritual impide que vean la verdad del evangelio. Es un recordatorio de que la incredulidad no es solo una cuestión de falta de información, sino también de una lucha espiritual en la que las fuerzas del mal, tratan de impedir que las personas perciban la luz de Cristo. Como creyentes, esto nos lleva a orar y trabajar con paciencia por aquellos que aún no conocen a Jesús.
Pablo deja claro que la predicación del evangelio no se trata de la exaltación personal, sino de proclamar a Jesucristo como Señor. Los verdaderos ministros del evangelio no buscan su propia gloria, sino que se ven a sí mismos como siervos al servicio de otros por amor a Cristo. Esto es un recordatorio para cualquier persona en el ministerio, sea cual sea su rol, de mantener la humildad y la centralidad de Cristo en todas sus acciones.
Pablo hace una referencia al acto de la creación, cuando Dios dijo: «Sea la luz», y lo conecta con la iluminación espiritual que ocurre cuando Dios «hace brillar Su luz en nuestros corazones». Esto no es solo una comprensión intelectual, sino una revelación profunda y transformadora del conocimiento de la gloria de Dios que se manifiesta en el rostro de Cristo. Es una experiencia que cambia vidas, revelando el amor, la gracia y la majestad de Dios en Cristo Jesús.
La comparación es entre la luz creadora de Dios al principio del mundo y la luz creadora de Dios en el corazón del humano ensombrecido. Con soberanía total, Dios dijo en el principio y en nuestro nuevo nacimiento: “Sea la luz”. Y se hizo la luz.
Estábamos muertos en nuestras ofensas y pecados, pero en su gran misericordia, Dios nos dio vida juntamente con Cristo (Efesios 2:5). Este versículo también nos recuerda que esta luz no es algo que generamos por nosotros mismos. Es obra de Su gracia en nuestras vidas. Nos lleva a la gratitud y la humildad, reconociendo que nuestra salvación y comprensión espiritual provienen de Dios.
«Cristo es capaz de sostener el corazón bajo los dolores más pesados y de dar luz en las tinieblas más grandes.«
Jonathan Edwards
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!
Luiggi Naveda
Pastor Asistente
Buenos dias,gracias a Dios porque su palabra nos hace entender cuan grande es su amor que por sus meritos y gracia somos llamados hijos suyos y si hay la luz en nosotras ,es verdad la humildad y el reconocimiento siempre le demos a Dios para que no olvidemos que ya no estamos viviendo en las tinieblas pues Nuestro Señor Jesucristo nos alcanzo y nos acepto y esta transformando cada dia ,moldeando nuestras vidas , si brillamos que la luz que reflejemos sea para dar la Gloria a Dios todo poderoso.gracias por tan edificante palabra ,que Dios siga bendiciendo su vida.