MÁS ALLÁ DEL SUFRIMIENTO
“Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en los sufrimientos, porque sabemos que los sufrimientos producen resistencia, 4 la resistencia produce un carácter aprobado, y el carácter aprobado produce esperanza.”
Romanos 5:3-4 RVC
Este pasaje nos invita a ver las dificultades y sufrimientos de la vida desde una perspectiva diferente. En lugar de desalentarnos o desesperarnos, Pablo nos alienta a gloriarnos en las tribulaciones. Esto no significa que disfrutemos el dolor, sino que entendamos que las dificultades tienen un propósito mayor en nuestro crecimiento espiritual.
Los sufrimientos, según este pasaje, son una oportunidad para desarrollar la paciencia. La paciencia aquí no es simplemente la capacidad de esperar, sino una resistencia activa que nos fortalece en la fe. Esta paciencia, a su vez, nos prueba y nos refina, como el fuego refina el oro, confirmando y fortaleciendo nuestro carácter y nuestra fe en Dios.
“El sufrimiento puede refinarnos en lugar de destruirnos debido a que Dios camina con nosotros a través del fuego.”
Timothy Keller
A medida que perseveramos, nuestro carácter es probado y fortalecido. En este contexto implica una purificación, un proceso en el que se quitan las impurezas de nuestra fe y carácter, revelando lo que es verdadero y duradero. Este proceso nos lleva a una esperanza más profunda, una esperanza que no es frágil, sino robusta, basada en la certeza de que Dios es fiel y cumplirá sus promesas. Esta esperanza no es en vano, ya que nos apunta hacia la promesa de la vida eterna y la confianza de que, en Cristo, tenemos la victoria.
“Todos necesitamos días difíciles para aumentar nuestra dependencia de Dios y aprender que Su Gracia es suficiente.”
Paul Washer
La esperanza que surge de este proceso es una confianza firme en Dios. Hemos experimentado Su fidelidad en el pasado, y esto nos da seguridad para el futuro. Por lo tanto, el sufrimiento no es una señal de que Dios nos ha abandonado, sino una herramienta en sus manos para conformarnos a la imagen de Cristo.
En conclusión, nos enseña que el sufrimiento es una oportunidad para crecer en la fe, desarrollar paciencia, ser refinados en el carácter y fortalecer nuestra esperanza en Dios. Nos recuerda que, incluso en el dolor, Dios está obrando para nuestro bien eterno y nos acompaña en cada paso para darnos consuelo, mostrando su amor y compasión.
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!
Luiggi Naveda
Pastor Asistente