UN FRACASO EVIDENTE
“Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.”
Jueces 2:10
Este capítulo 2 del libro de los jueces nos habla sobre los últimos años de vida de Josué y su gran testimonio e influencia en las personas de su generación. El versículo 7 dice: “Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel”.
Mientras que la generación de Josué vivió, el pueblo de Israel fue fiel a Dios, pues ellos habían visto de primera mano el poder de Dios en sus vidas, pero de repente, cuando toda esa generación fallece, la nueva generación que se levanta no conoce a Dios y su obrar y, por lo tanto, hicieron lo malo ante los ojos de Dios y por supuesto, el juicio de Dios cayó sobre ellos.
De esto podemos ver algunas enseñanzas:
- Primero, cuando preservamos y mantenemos vivas las obras de Dios, ese pueblo, Iglesia, comunidad o familia se fortalece y crece en su obediencia y temor (reverencia) a Dios.
- Segundo, si nosotros permitimos que nuestras futuras generaciones, fuesen nuestros hijos, los niños, adolescentes o jóvenes de nuestra Iglesia crezcan sin ese conocimiento de Dios, si no lo transmitimos, si no les hablamos de Dios y de lo que Él ha hecho en nuestras vidas, estaremos colaborando en su perdición e ignorancia de Dios, de Su poder y Obrar; fracasaremos en nuestra labor para con Dios y nuestras futuras generaciones, y el fracaso de ellos será evidente, habremos tristemente colaborado en ello.
- Por lo tanto, tercero: es nuestra responsabilidad enseñar, hablar, compartir de Dios y de lo que Él ha hecho por nosotros.
Tenemos una gran responsabilidad en nuestros hogares como padres, en nuestra iglesia como miembros, en nuestras células de preparar a las siguientes generaciones de cristianos, a esos bebés espirituales, en el conocimiento de Dios. Tristemente a veces sólo hablamos de cosas superficiales como el trabajo, deporte, o asuntos afines, o nos reunimos sólo para pasar el rato o “entretenernos” un rato, y a la verdad nuestra mayor responsabilidad es compartir de Dios, de Su Palabra. No cometamos el mismo error que este texto bíblico nos muestra, será bueno evaluar, y de ser necesario redefinir cómo invertimos el tiempo con nuestros hijos, cómo estamos haciendo nuestro discipulado, ver hacia dónde apunta y cómo son nuestros programas de célula, etc.
No llevemos a las futuras generaciones de creyentes, aquellos que hoy son bebés espirituales, a un fracaso evidente.
Alex Plasencia
Pastor Asistente
Excelente 👌 mensaje, gracias Pastor Alex ….