CONFIANZA PLENA EN NUESTRO DIOS
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Filipenses 4:6-7
En nuestra vida, podemos enfrentarnos a situaciones que nos generan ansiedad y preocupación. Desde problemas en el trabajo, dificultades familiares, hasta incertidumbre sobre el futuro, lo que generaría sentirnos abrumados. Sin embargo, en la Biblia encontramos palabras de alientos y guía que nos ayudarán a manejar estas situaciones con la ayuda de nuestro Señor Jesucristo.
El apóstol Pablo nos invita a confiar plenamente en Dios y a no preocuparnos excesivamente por las circunstancias de la vida. La ansiedad y la preocupación se han vuelto emociones muy comunes en este tiempo, pero este pasaje nos recuerda que, en lugar de permitir que nos dominen, debemos llevar nuestras preocupaciones a Dios a través de la oración. Cuando oramos, abrimos nuestros corazones a Dios, le entregamos nuestras cargas y preocupaciones y confiamos en que Él cuidará de nosotros.
Pablo nos exhorta, que no debemos dejar que la preocupación controle nuestras vidas. La preocupación es como una semilla que, si se riega con nuestros pensamientos y emociones, puede crecer y convertirse en una planta de ansiedad, miedo y estrés.
“El propósito de la oración es que nos aferremos a Dios y no a la respuesta.”
Oswald Chambers
La actitud con la que debemos acercarnos a Dios es con gratitud y confianza. Al presentar nuestras peticiones con acción de gracias, reconocemos que Dios es soberano y tiene el control de todas las cosas, incluso aquellas que nos causan gran preocupación.
El versículo 7 nos da una promesa maravillosa, “la paz de Dios”. Esta paz es descrita como algo que sobre pasa todo entendimiento, lo que significa que no depende de nuestras circunstancias ni de nuestra capacidad de comprender la situación. Es una paz que protege nuestro corazón y nuestra mente en Cristo Jesús, dándonos la capacidad de permanecer tranquilos y confiados en medio de la adversidad.
“El hombre que puede orar tiene la clave en su mano para escapar del laberinto de la aflicción.”
Charles Spurgeon
Esta reflexión nos invita a vivir una vida de fe y dependencia de Dios, recordándonos que en Su presencia y bajo Su cuidado, podemos encontrar verdadera paz y seguridad, sin importar los desafíos que enfrentemos.
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!
Luiggi Naveda
Pastor Asistente