NUESTRA CAPACIDAD PROVIENE DE DIOS
“No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”
(2 Co. 3:5)
En ocasiones, rechazamos ser usados por Dios, porque nos sentimos abrumados e insuficientes ante las responsabilidades y tareas específicas dadas por Él. Pensamos que no estamos preparados para cumplirlas. Y efectivamente, nunca estamos listos, ni somos dignos de recibir estas misiones. Si estuviéramos preparados, la capacidad estaría en nosotros y no en Dios.
El Señor nos ha llevado con un propósito importante a ese punto en el que tenemos que admitir: “No puedo cumplir la misión o tarea que me ha encomendado, y hacerlas con mi propia fuerza”. Pablo nos dice que debemos poner nuestros ojos en el Señor, como Autor y Perfeccionador de nuestra fe:
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”
(He. 12:2)
Él conoce todo el potencial que ha puesto en nosotros, pero también sabe lo esencial que resulta que nos apoyemos por completo en Él. Con los talentos y dones que nos ha dado por “gracia”, lograremos cumplir nuestras responsabilidades y Sus tareas específicas. Sin embargo, eso no basta. Él quiere hacer algo especial a través de nuestras vidas a fin de que otros puedan observar Su poder:
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”
(2 Co. 12:9)
Este versículo:
– Nos llama a tener confianza en Dios, si reconocemos que nuestra capacidad proviene de Él, entonces podemos confiar en que Dios nos proveerá todo lo que necesitamos para cumplir con Su voluntad. Debemos confiar en que nuestra capacidad no es limitada por nuestras habilidades sino por nuestra fe en Dios, quien nos otorga fortaleza y sabiduría para cualquier desafío.
– Nos llama a tener mucha humildad. En vez de ser arrogantes o jactanciosos acerca de nuestras habilidades y logros, debemos reconocer que todo lo que tenemos viene por la “gracia” de Dios. Esto nos ayuda a mantener una actitud de gratitud y a reconocer a Dios como el dueño de todo lo que poseemos y darle la Gloria.
¡Hermano!
Puedes decir ahora: “Por la gracia de Dios y con su ayuda, cumpliré con mis responsabilidades y Sus tareas específicas encomendadas”
Destruyendo barreras
José Cabanillas
Pastor Asistente
Amén 🙏