¿GUIADO POR EL ESPÍRITU SANTO?
6 Pasaron por la región de Frigia y Galacia, habiendo sido impedidos por el Espíritu Santo de hablar la palabra en Asia, 7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió…enseguida procuramos ir a Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para anunciarles el evangelio… 13 Y en el día de reposo salimos… a la orilla de un río… nos sentamos y comenzamos a hablar a las mujeres que se habían reunido. 14 Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia… y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía. 15 Cuando ella y su familia se bautizaron, nos rogó, diciendo: Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid a mi casa y quedaos en ella. Y nos persuadió a ir.
Hechos 16: 6-15
Permíteme iniciar este devocional con la siguiente afirmación: «Todo aquel que está conectado (en comunión) con el Espíritu Santo de Dios está conectado con la misión de Dios». Pablo sabía cuál era su llamado (ese llamado que todo creyente tiene), a donde vaya o donde esté tiene que hacer discípulos, tiene que compartir el Evangelio (Mateo 28:19) y solamente en esa conexión íntima con el Espíritu Santo podremos cumplir esta gran y hermosa tarea de ser esos instrumentos de Dios de llevar el mensaje de salvación, de perdón, reconciliación y de restauración a través de la obra de Jesús en la cruz y ser esos instrumentos de Dios en sus manos.
¿Cuándo fue la última vez que escuchaste la voz de Dios para compartir de Su palabra a un inconverso? ¿Cuándo fue la última vez que obedeciste a ese llamado de Su Espíritu Santo para ser un instrumento y portavoz de su mensaje? Será mi querido hermano(a) que hemos dejado que el ruido de este mundo, de nuestras propias necesidades, de nuestro pecado, o incluso hemos dejado que el ruido de nuestra propia agenda no nos permita hace mucho escuchar la voz del Espíritu Santo que habita en nosotros y nos guíe a compartir de su evangelio y hacer la misión a la cual hemos sido llamados.
Te animo a que puedas orar pedirle perdón a Dios, de ser necesario, por haber menguado el fuego del Espíritu Santo en ti en lo que respecta a hacer la misión, en lo que respecta a compartir Su evangelio, y le pidas una vez más que te llene de ese amor por el no alcanzado, por aquel que aún no conoce ni experimenta la salvación en Cristo Jesús. Te animo a que ores a diario y le preguntes al Espíritu Santo, ¿qué hay en mí? ¿A quién debo compartir hoy de la Palabra? ¿A dónde me guiarás o llevarás hoy para compartir del mensaje de salvación?
Anhelo de todo corazón que todos escuchemos Su voz y cumplamos con nuestra misión.
Alex Plasencia
Pastor Asistente