¿ERES UN OYENTE ACTIVO O PASIVO?
“Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así”
Hch. 17:10-11
Según esta historia, nos narra que Pablo y Silas tuvieron que salir de Tesalónica porque la situación se puso muy peligrosa para la predicación del Evangelio.
Los judíos de Berea eran muy nobles, diferentes a los judíos en Tesalónica.
Así que Pablo tuvo la oportunidad de predicar el Evangelio sin ningún problema, estos no se cerraron en las tradiciones de los judíos, y las cosas que ya conocían.
En esta historia podemos ver dos ejemplos de esa nobleza de espíritu:
a. Los bereanos escucharon las enseñanzas del apóstol con toda solicitud:
“pues recibieron la palabra con toda solicitud”
(v. 11b)
Tenían hambre por la Palabra de Dios, su reacción inmediata no fue, alabar al predicador si era un buen orador, ni de criticar si no les gustaba la manera que hablaba.
Ellos fueron por otro camino:
b. Deseaban saber si lo que Pablo predicaba era verdad. Ellos escudriñaron las Escrituras en forma diligente.
“escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así”
(v.11c)
Para los bereanos valía la pena investigar lo que la Escrituras decían y si su enseñanza coincidía con ella.
¡Amados hermanos!
La enseñanza de la actitud de los bereanos la debemos reflejar en nuestras vidas:
- No hay que ser oyentes pasivos y tomar como verdad lo que dice un predicador sin darle mayor importancia.
- Debemos ser oyentes activos, escudriñando las Escrituras para cerciorarnos si estas cosas son verdad.
¡Hermanos!
¿Tomas como verdad lo que oyes, o investigas la Palabra de Dios, asegurándote de que los principios que ha aprendido están de acuerdo con las Escrituras? ¿Qué clase de oyente eres?
Destruyendo barreras
José Cabanillas
Pastor Asistente
Qué bueno es escuchar o leer la palabra de Dios para aprender cada día Jorge Salazar González