NO VIVAS DE APARIENCIAS
«Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.«
Mateo 21:19
La importancia de no vivir de apariencias y enfocarse en lo que Dios realmente ve, se refleja en la historia de Jesús y la higuera sin frutos. En el Evangelio de Mateo, Jesús encuentra una higuera que aparentaba tener frutos, pero al acercarse descubre que en realidad no los tenía. En Mateo 21:19-20, Jesús maldice la higuera y esta se seca al instante, enseñando una lección sobre la importancia de la autenticidad y la necesidad de dar frutos reales en la vida.
Además, en el Evangelio de Lucas 6:43-44, Jesús habla sobre cómo se conocen a las personas por sus frutos, destacando la importancia de lo que se produce internamente: «Porque no hay árbol bueno que dé malos frutos, ni árbol malo que dé buen fruto. Pues cada árbol se conoce por su propio fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas.»
Asimismo, en Gálatas 1:10, el apóstol Pablo enfatiza la importancia de buscar la aprobación de Dios por encima de la de los demás: «¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.»
Es fundamental vivir una vida auténtica en lugar de una vida de apariencias. Jesús ofrece una vida genuina con propósito y significado, alejándose de la superficialidad y la falsedad.
Podemos evitar vivir de apariencias al enfocarnos en cultivar una vida interna auténtica a la luz del “escrito está” y en dar frutos reales en nuestras acciones y actitudes. Esto implica trabajar en nuestro carácter, en nuestra relación con Dios y en cómo servimos a los demás, en lugar de simplemente preocuparnos por cómo nos ven externamente. Al priorizar lo que es verdaderamente importante a los ojos de Dios, podemos alejarnos de la superficialidad y vivir una vida basada en la verdad y la integridad.
En 1 Samuel 16:7, cuando Samuel está buscando al próximo rey de Israel, Dios le dice: «No mires a su apariencia ni a su gran estatura, porque yo lo desecho. El Señor no ve como lo ve el hombre; el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón.» Este versículo nos recuerda que Dios valora lo que hay en nuestro corazón, nuestra sinceridad, nuestra fe y nuestro compromiso con Él, más que nuestra apariencia externa, talentos o capacidades.
En resumen, a través de las enseñanzas de Jesús sobre la higuera sin frutos, junto con la importancia de no vivir de apariencias y enfocarnos en lo interno, así como considerando la instrucción de Dios a Samuel, aprendemos que es fundamental cultivar una vida auténtica, centrada en dar frutos reales y en agradar a Dios desde el corazón. Al priorizar lo que es importante a los ojos de Dios y no solo las apariencias externas, podemos vivir de manera genuina y significativa, buscando la aprobación de Dios por encima de la de los demás.
Avancemos con fe
Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente