SALVOS POR SU GRACIA
“en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.”
Efesios 1:7
La gracia que desciende de Dios por medio de Cristo y que alcanza a los creyentes, se manifiesta concretamente en la “redención”. La redención hace que del cielo descienda la mirada de nuestro Señor por nosotros.
El Cordero de Dios que sería entregado en sacrificio redentor y expiatorio, había sido designado desde antes de la creación del mundo. Al hablar de redención, en cierta medida, el apóstol deriva la atención hacia el Hijo, ya que es en Cristo en quien tenemos redención.
La palabra “redención” lleva la idea de liberación mediante el pago de un rescate, como sería en el caso de un esclavo. En Cristo tenemos redención absoluta. Si redención implica la liberación mediante el pago de un precio, el precio pagado está considerado por Su sangre.
Jesús, el Hijo de Dios, se hizo hombre para morir sustitutoriamente por los hombres en la cruz, ocupando su lugar. El creyente estaba antes bajo la ira de Dios a causa del pecado, lo que le impedía acceder a las bendiciones descritas antes. Cristo es entregado por nosotros: “el cual fue entregado por nuestras transgresiones” (Ro. 4:25) y fue puesto como víctima expiatoria mediante el derramamiento de Su sangre, ya que “al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Co. 5:21). El Señor fue puesto como víctima, cargando Dios sobre Él la responsabilidad del pecado de todos nosotros (Is. 53:5-6). Dios descargó sobre su Hijo la ira por el pecado.
En ese sentido, el derramamiento de la sangre de Cristo, señala el precio infinito pagado por Dios para hacerla posible. La redención costó la vida del Salvador, de infinito valor. Cristo no solo murió a favor del creyente, sino ocupando su lugar.
La sustitución era necesaria a causa de la imposibilidad humana para restituir la ofensa cometida y queda saldada cuando se transfiere a Cristo, que la cancela muriendo sustitutoriamente por quienes tenían que morir individualmente por el pecado. En Cristo, Dios provee de un sacrificio de valor definitivo y eterno (He. 9:26-28).
La obra de Cristo en la cruz, cancela toda demanda para el creyente, restaurando la paz con Dios (Ro. 5:1). La gracia sobrepasó cualquier responsabilidad del pecado que queda pagado en la redención por la sangre de Cristo.
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!
Luiggi Naveda
Pastor Asistente
La verdad que poner en palabras lo que hizo Dios en Cristo Jesús para pagar nuestra deuda impagable por hombre alguno era imposible. Pero la gracia de Dios por medio de su Hijo amado lo hizo posible; así que, dispongo mi mente y mi ❤️ para que por su Gracia recibir por su sangre y su resurrección la salvación y vida eterna. Juan 3:16. Amén.