LA SIEMBRA Y LA COSECHA
“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”
(2 Corintios 9:6)
El apóstol Pablo hace notar el principio obvio y evidente de la agricultura y lo aplica a la vida cristiana, que la cosecha va en proporción directa a la cantidad de semilla sembrada. Cómo dice:
“Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza”
(Pro. 11:24)
Pablo apela a un principio de Dios que tiene aplicación, no solamente en el campo físico, sino también en el espiritual. Si se siembra poca semilla, no se puede esperar cosecha abundante. Pero también es cierto en lo espiritual.
Si sembramos, con alegría de corazón, y con el motivo de bendecir a otros más necesitados que nosotros, estaremos cosechando para nosotros grandes bendiciones. Pero si sembramos con mezquindad, o escasamente, no actuando con corazón alegre y sin amor para con los necesitados, aunque donemos mucho, no nos beneficiará en nada delante de Dios.
En el párrafo anterior nos presenta un resumen de los principios generales de la “generosidad” en el dar. La palabra “generosamente” se deriva de la palabra griega “eulogia” que significa “hablar bien” y se refiere a pronunciar bendiciones. Si un creyente generoso da por fe y confiando en Dios, con el deseo sincero de producir la bendición más grande que sea posible, este individuo recibirá el mismo tipo de cosecha en términos de bendición personal. Dios da el crecimiento conforme a la cantidad invertida en su reino. Si se invierte poco se recibe poco y viceversa.
¡Amado hermano!
Usted tendrá muchas alternativas hoy. Sin embargo, al tomar decisiones, recuerde que cosechará lo que siembra.
Con este principio en mente, considere lo siguiente.
¿Está usted tratando de cumplir el propósito para el cual Dios le creó? Si es así, ¿qué tipo de semillas está sembrando?
¿Está sembrando comportamientos que profundizarán su relación personal con el Padre, tales como la oración, el estudio bíblico y la comunión con otros creyentes?
¿Está siendo generoso con los dones y talentos que Dios le ha dado?
¿Está sembrando el fruto del Espíritu en su relación con otras personas?
Destruyendo barreras
José Cabanillas
Pastor Asistente