¡NO DEJES DE ORAR!
“Orad sin cesar.”
1 Ts. 5:17
Dios es un ser personal, interesado en tener una relación íntima con nosotros. La oración es una forma de comunicación directa con Él, donde nos permite establecer una relación personal y experimentar Su presencia en nuestras vidas. Es difícil entablar una amistad genuina sin tener contacto frecuente con alguien.
Cuando dejamos de orar, podemos experimentar una serie de consecuencias, ya que orar es vital no solo para nuestra vida espiritual, sino para la relación personal que tenemos para con Dios.
Cuando no leemos la Biblia, nuestra apatía hacia la oración puede aumentar. La lectura de la Biblia nos ayuda a comprender quién es Dios y cómo Él desea que nos acerquemos a Él en oración, de esa forma, cuanto más leo de la Palabra más cuenta me doy de la necesidad urgente que tengo por recibir más de la gracia de Dios.
Constantemente el ser humano tiende a ser orgulloso al pensar que todo lo puede hacer por sus propios medios, en cambio, Dios nos enseña que apartados de Él nada podemos hacer (Juan 15:5). Cuando nos creemos autosuficientes es cuando nuestro nivel de oración comienza a disminuir y nos olvidamos que no podemos batallar contra el enemigo y el pecado con nuestras propias fuerzas, es por ello, que la humildad nos ayuda a reconocer que necesitamos a Dios y que Él es el único que puede responder a nuestras oraciones conforme a Su soberana voluntad (Salmo 145:18; Jeremías 29:12-13).
La oración requiere de nosotros decisión, por ejemplo, cuando nos quejamos de no tener tiempo para orar en realidad solo mostramos la verdad acerca de nuestras prioridades. Porque cuando realmente amamos algo y tiene mucha importancia para nosotros le damos toda la atención posible.
Olvidamos con frecuencia que la oración es un acto de fe, donde confiamos en que Dios nos escucha y responderá según Su voluntad. A veces preferimos los sustitutos actuales, cuando nos levantamos por las mañanas en lugar de orar y agradecer, inclinamos nuestra cabeza para echar un vistazo a nuestras redes sociales. Puede que sean las redes sociales o cualquier otra cosa que nos distraiga del hablar con nuestro Padre, solo debes preguntarte ¿Estoy usando sustitutos que disminuyen mi pasión por Jesús? Por eso te recomiendo administrar bien tu tiempo (Efesios 5:16).
¿Por qué has dejado de orar? ¿Por los problemas?, ¿Por la crisis que estas experimentando?, ¿La enfermedad?, ¿Tu familia?, ¿El pecado?, ¿Qué excusa pondrás hoy?
La apostasía casi siempre comienza cuando la oración es descuidada y olvidada. Dedica tiempo a la comunión secreta con Dios. Ese es el secreto que enriquece al cristiano. Reserva un espacio y tiempo para orar solo y permite que la oración sea la llave que abra tu día por la mañana y el cerrojo que cierre por la noche.
Recuerda: “La mejor manera de luchar contra el pecado es luchar sobre nuestras rodillas.”
Avancemos con fe
Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente