HACIENDO TODO PARA EL SEÑOR
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracia a Dios Padre por medio de él.”
Colosenses 3:17
La vida cristiana debe abarcar cada área de nuestra vida, tanto nuestras palabras como acciones. Todo lo que hagamos debe de tener como propósito glorificar a Dios.
Pablo, al referirse a “todo lo que hacéis”, está hablando de toda acción o pensamiento de la vida de un cristiano, en contraste con la supuesta espiritualidad legalista que expresa como espirituales sólo algunas cosas.
Todo cuando se haga en desarrollo de la vida cristiana, se debe llevar a cabo entendiendo lo que significa la vinculación o unión con Cristo. Por esta razón, la experiencia de vida es Cristo mismo. Al decir el apóstol que todo debe hacerse en el nombre del Señor, está refiriéndose a hacerlo en la unión vital con Él. De modo que las acciones o palabras en Su nombre son hechas en armonía con Su voluntad, en sujeción a Su autoridad, y en dependencia de Él. Por tanto, cuando se hace algo en Su nombre, debemos dar honor a Cristo con todas nuestras acciones como creyentes o como iglesia.
Todo en la vida y en la iglesia debe ir acompañado de gratitud. Las obras de la vida del creyente deberían conducir a los hombres que las observan a glorificar a Dios. Por tanto, la atención del creyente y de la iglesia deben estar centradas en: “…todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).
Todo debería estar rodeado de una gratitud constante, incluso en los momentos de prueba, angustia y dificultades. La inmensidad del amor recibido por Dios supera en todo a las pruebas que se puedan confrontarnos. Como la gratitud se puede expresar en alabanza y en oración, el apóstol dice que nos dirijamos al Padre en el nombre del Señor, a causa de ser el único mediador entre Dios y los hombres.
La Biblia es clara, “pues la voluntad de Dios es vuestra santificación…” (1 Tesalonicenses 4:3). Una pregunta que nos servirá para guiar nuestro comportamiento y reflexionar antes de hacer las cosas es: ¿Haría esto Jesús?
Hagamos todo en el nombre del Señor Jesús, y dependiendo con fe en Él, sea lo que sea en que estemos ocupados. A los que hacen todo en el nombre de Cristo, siempre tendrán un corazón agradecido para con Dios.
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!
Luiggi Naveda
Pastor Asistente