CADA DÍA TE BENDICERÉ
«Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré, Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.«
Salmo 145:1-2
El contexto en el que David escribió este salmo no está claramente especificado en el texto mismo, pero se puede inferir que David lo escribió en un momento de adoración y reconocimiento de la grandeza y bondad de Dios. La práctica de esta disciplina espiritual es una de las razones por las cuales alcanzó tan elevado nivel de intimidad con Dios.
A través de este salmo, expresa un compromiso que guiará el comportamiento del salmista en el futuro, una declaración, un voto. El sentido de este compromiso es similar al que intentamos asumir cuando entramos en el vínculo del matrimonio. Prometemos amar a nuestro cónyuge en todo tiempo, “pase lo que pase”. Quienes nos encontramos por la experiencia del matrimonio, existen momentos donde la relación puede tornarse tensa, resulta difícil cumplir dicho voto. No obstante, la vida espiritual está fundada sobre un pacto. Es lo que mantiene viva y vibrante a lo largo de la vida nuestro matrimonio. Un pacto es una promesa, a futuro, de permanecer firmes en una convicción, como aquella declaración audaz de Josué: “yo y mi casa serviremos a Jehová.” (Josué 24:15)
Si miramos la vida a futuro con cierto grado de certeza, será una mezcla de cosas buenas y malas, de momentos de alegría y tristezas, de victorias y derrotas, de abundancia y necesidad. Son situaciones que nos toca vivir por encontrarnos en un mundo caído.
En el caso de David, su propia vida estuvo repleta de toda clase de dificultades. Se enfrentó a la tenaz persecución de Saúl. Tuvo que hacerle frente a la soledad y abandono. Convivió con las profundas consecuencias del pecado del adulterio. Fue traicionado por su hijo. Más en medio de esta larga cadena de aflicciones, siempre se mantuvo firme en su compromiso de alabar y bendecir el nombre de Dios.
¡Que contraste con nuestra cultura tan sujeta a los sentimientos, que alaba y bendice si las cosas van bien! David nos muestra que es importante sujetar nuestros sentimientos a la voluntad, practicar la alabanza y adoración no importando las circunstancias que nos encontremos, decirle a nuestra alma “bendice, alma mía, a Jehová” (Salmo 103:1) La práctica en tiempos de adversidad puede ser la que mayor fruto espiritual deje en nuestra vida.
¿Qué gobierna tu vida espiritual? ¿Tus sentimientos? Lleve a que sus sentimientos se sujeten a su voluntad y alabe y bendiga a Dios pase lo que pase.
Avancemos con fe.
Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente