LA IMPORTANCIA DE LAS EMOCIONES
“Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana”.
Mr. 3:5
Las emociones son un conjunto complejo de sentimientos que se asocian a estados de ánimo, pensamientos y comportamientos. Cada emoción provoca un sentimiento específico en nuestro cuerpo y nuestra mente.
Dios nos ha creado a Su imagen, con emociones, y las emociones de Dios se revelan en las Escrituras, por lo tanto, Dios nos creó seres emocionales, muchos creemos que éstas son un regalo de Dios. Otros creyentes desconfían de las emociones; es muy posible que por su formación teológica los haya llevado a afirmar que no confían en sus emociones y que el camino hacia el crecimiento espiritual es la fe, no las emociones.
¿Por qué rechazamos nuestras emociones?
Veamos lo que dice Marcos 3:5, Jesús sintió enojo y tristeza, y por supuesto por una buena razón. Era el día de descanso y cuando Jesús estaba en la sinagoga vio a un hombre con la mano tullida, entonces el Señor sintió compasión y sanó al hombre, pero los fariseos que observaban, determinaron que Jesús había quebrantado la “Ley del día de reposo”. El enojo de Jesús hacia ellos fue totalmente apropiado y reflejaba el corazón de Dios Padre. Es posible que nosotros no condenaríamos al Señor Jesús por mostrar esas emociones.
Entonces, ¿por qué nos condenamos a nosotros mismos?
¿Para qué Dios nos dio emociones?
Para favorecer el desarrollo, la madurez, la plenitud y el gozo.
Los “sentimientos” deberían ser nuestros colaboradores y servidores de señales importantes. Cuando experimentamos una emoción negativa, ella nos advierte de algo que requiere atención, es igual que se encienda la luz roja de peligro del tablero de un vehículo para hacernos saber que hay peligro por falta de aceite, no maldecimos esa luz, nos ocupamos de resolver el problema en forma inmediata, de igual manera deberíamos darle mucha importancia a nuestras emociones.
¡Amados hermanos!
Reconoce el problema detrás de las emociones y ocúpate del mismo, antes que tus sentimientos impulsivos hieran a tu cónyuge.
Esta medida de advertencia servirá para resolver problemas en nuestro matrimonio, así que cuando experimentemos una emoción negativa, especialmente respecto a nuestro cónyuge, deténgase por un momento y analice el verdadero problema. El Espíritu Santo nos ayudará a prestar atención a nuestras emociones a través de la oración y Su Palabra, Él nos guiará a tomar un camino constructivo, “la emoción habrá cumplido su propósito”.
Ahora:
¿Entendemos la importancia de las emociones?
José Cabanillas
Pastor Asistente