UNA VIDA EN COMUNIÓN
“Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.”
1 Juan 1:3
¿Qué es comunión? La palabra «comunión» que se utiliza en este versículo, proviene del término griego «koinonía» y se refiere a una asociación, participación o compartir en común.
Este versículo nos recuerda que la comunión con Dios es esencial para nuestra vida cristiana. A través de nuestra relación con Él, podemos conocerle más profundamente y crecer en nuestra fe y madurez espiritual.
La comunión con Dios es diaria. Son nuestros pensamientos, nuestras acciones, nuestros hábitos y nuestro carácter lo que determina el grado de comunión que tenemos con Él.
¿Por qué tener comunión con Dios es tan difícil?
Nuestra naturaleza de pecado y el pecado que hay el mundo, hacen que se destruya nuestra comunión con Dios y nos hacen huir de Él. Fuimos creados para deleitarnos en nuestro Creador y es en Su presencia que nosotros vamos a encontrar fortaleza y consuelo. El Salmista dijo: “me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está dentro de mi corazón.” (Salmo 40:8)
Mis hermanos, nosotros como creyentes, no solo hemos sido rescatados de las consecuencias del pecado, sino también hemos sido llamados a estar en una comunión restaurada con Dios y así mismo encontrar ese deleite de conocerle y tener una relación profunda con nuestro Creador.
Es a través de la comunión con Dios que nosotros vamos a crecer en el conocimiento de Él, y madurar en nuestra fe, y como consecuencia de esa comunión vamos a encontrar la ayuda y la fuerza que necesitamos en nuestra vida diaria.
¿Cómo puedo desarrollar una relación de comunión con Dios?
Necesitamos dedicar tiempo a la oración, la lectura de la Biblia y la meditación. Además, debemos abrir nuestro corazón a Dios, confiar en Su amor y obedecer Su Palabra. Buscar la compañía de otros creyentes también puede ser de gran ayuda para fortalecer nuestra relación con Él.
Mi hermano y hermana, si has descuidado tu relación con Dios, no es demasiado tarde para restaurarla. Dios siempre está dispuesto a recibirnos de nuevo con amor y gracia. Comienza por reconocer tu necesidad de Él, arrepentirte sinceramente y vuelve a dedicar tiempo a la oración y al estudio de la Biblia. Recuerda que Dios es fiel y desea que estemos en comunión con Él, «Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón». (Jeremías 29:13)
¡Creciendo juntos!
José Miguel Olave
Pastor de Adoración y Artes