LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. 3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.”
Salmo 1:1-3
Todos llevamos por un rumbo nuestras vidas, cada día tomamos decisiones, escuchamos opiniones, elegimos qué tipo de contenido consumimos, con quién hablamos, y qué valores abrazamos. El Salmo 1 empieza dándonos una advertencia clara: no todos los caminos nos llevan a una vida bendecida por Dios.
Dios llama “bienaventurado” (feliz, completo, en paz) al que elige el camino correcto. ¿Cuál es ese camino? Es el de alguien que evita el consejo de personas que no siguen a Dios, que no se deja arrastrar por la corriente de lo popular, y que no se burla de Dios y Su Palabra. ¿Te ha pasado que en una conversación sientes que Dios no está presente? ¿Qué te estás alejando sin darte cuenta?
Este salmo nos invita a tener discernimiento: lo que parece inofensivo al principio puede llevarte lejos de Dios.
Lo hermoso del Salmo 1 es que no se queda en lo que debemos evitar. Va directo al centro del asunto: el secreto de una vida bendecida está en enamorarse de la Palabra de Dios.
“En la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.” (v.2)
Aquí no se trata de leer la Biblia por obligación. El salmista dice que la Palabra es su delicia. ¿Te imaginas disfrutar tanto la Palabra de Dios que no puedas dejar de pensar en ella? Como cuando una canción se te queda en la cabeza, pero en lugar de una melodía, es un versículo que te da paz, te anima o te corrige.
Meditar no es solo leer, es volver una y otra vez sobre el mismo texto, dejar que te hable en distintas situaciones, y permitir que forme parte de ti.
Cuando haces de la Palabra de Dios tu fundamento, tu vida se vuelve como un árbol. No cualquier árbol, sino uno plantado junto al agua, alimentado constantemente, firme, con raíces profundas. No se cae con cualquier viento.
“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo…” (v.3)
¿Sabes lo que esto significa?
- No dependerás de las circunstancias para estar bien.
- Darás fruto: tus decisiones, relaciones y actitudes reflejarán a Dios.
- Y lo más increíble: prosperarás en lo que emprendas, porque tus pasos estarán guiados por Él.
Si estás buscando paz, dirección, propósito o crecimiento espiritual, no hay atajo. Todo empieza con la Palabra. La Biblia no es una carga, es una brújula. No es un libro antiguo, es una fuente de vida. No es solo información, es transformación.
¿Te das cuenta de la importancia de la Palabra de Dios para nuestra vida? ¿Estás dejando que la Palabra te moldee? ¿O solo la lees cuando la necesitas?
Haz espacio para que Dios te hable cada día. No necesitas leer cinco capítulos, empieza por un versículo que te acompañe todo el día. Lee los devocionales que enviamos como iglesia, y medita en el versículo durante todo el día.
ORACIÓN:
Señor, quiero aprender a deleitarme en tu Palabra. Quiero que sea parte de mí, que me transforme, que me dé dirección. Líbrame de todo camino que me aparte de ti, y hazme como ese árbol firme, que da fruto, y permanece confiado en ti. Amén.

Alex Plasencia
Pastor Asistente
Muy buena y sabia Palabra de Dios, que nos lleva a la introspección Pastor Alex, Dios lo bendiga