IGLESIA DELIVERY
“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Hebreos 10:25
Hoy en día, una gran parte de la población prefiere solicitar un delivery y así disfrutar de una buena comida de algún restaurante o Fast Food desde la comodidad de su hogar. Este comportamiento resulta preocupante cuando lo trasladas a la vida del creyente en comunidad. Hay creyentes que no van a la iglesia porque ahora todo lo quieren ver por Facebook o porque lo quieren ver por YouTube, es decir se han olvidado lo que significa comunión, se han olvidado lo que significa estar juntos los hermanos en armonía, han dejado de lado la exhortación de “no dejarnos de congregar”
Ahora deseamos que toda reunión y/o celebración sea llevada a casa, es decir, que estoy dispuesto a participar siempre que sea desde una pantalla en la comodidad y seguridad de mi casa. Gracias al internet, mi dedo índice puede tener acceso a un buffet de mensajes, pódcast, etc. pero ¿cuándo la Palabra de Dios se limitó a solo ser escuchada? ¿Dónde queda el ser “hacedores”? ¿Dónde queda el cuerpo de Cristo, que bien concertado y unido entre sí… se ayudan mutuamente?
Limitar la edificación de tu vida espiritual solo a lo que accedes por el internet tiene consecuencias negativas:
1. No eres pastoreado. No congregarte, te lleva a desconectarte de tu iglesia y de tu pastor. Pierdes de ser pastoreado a través de los gozos y dificultades de la vida (1 Pedro 5:1-2), pierdes el rendir cuentas por tus acciones. Debemos cuidar de prestar atención a lo que solo nuestros oídos quieren escuchar. (2 Ti. 4:3)
2. No profundizas tu conocimiento de Dios. Puedes escuchar muy buenos mensajes. Sin embargo, nuestro conocimiento también puede desarrollarse por medio de otros creyentes en comunidad, por medio de academia bíblica, conferencias, seminarios, etc. Te pierdes de escuchar la aplicación de la Palabra de Dios a tu vida, tu comunidad, y tu cultura (1 Corintios 2:5; 2 Timoteo 4:1-2).
3. No alabas a Dios. Seamos honestos detrás de una pantalla, solo somos espectadores. Dios se deleita en la alabanza de Su pueblo, Su iglesia congregada (Sal. 117:1; 150:6). Te pierdes el cantar alabanzas a Dios con la iglesia de Cristo (Colosenses 3:16).
4. No eres de bendición para otros. Somos el pueblo de Dios llamados a ser bendición a otros. Dejas de ser un instrumento útil de Dios, no usas tus dones para edificar el cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-14), pierdes de animar a los creyentes y recibir ánimo, no desarrollas tiempos de intercesión y oración. (1 Ti. 2:1-2)
Es tiempo de que vuelvas a casa y gozarnos de la bendición de ser parte de la gran familia de Dios.
Avancemos con fe.

Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente
Gracias Pastor bendiciones