¿TE CUESTA PEDIR PERDÓN?
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.»
1 Juan 1:9
El orgullo es una barrera que, con demasiada frecuencia, nos impide reconocer nuestras faltas y pedir perdón. Todos hemos experimentado situaciones en las que, aun sabiendo que hemos hecho daño, el orgullo nos empuja a justificar nuestros actos o a negar nuestra responsabilidad. Sin embargo, la Palabra de Dios nos llama a un estilo de vida diferente: a tener un corazón humilde, dispuesto a confesar nuestras faltas y a buscar la reconciliación.
El orgullo nos ciega a nuestras propias faltas y nos hace creer que podemos manejarlo todo solos. Sin embargo, la Escritura nos recuerda constantemente que dependemos de la gracia de Dios y de Su perdón. En Proverbios 16:18: «Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.»
Este pasaje nos advierte que, cuando el orgullo gobierna, estamos a un paso de caer. Solo cuando reconocemos nuestra necesidad de Dios, podemos vencer la altivez de espíritu
Dios desea que vivamos en paz con Él y con nuestro prójimo. Pero para ello, necesitamos humildad y disposición a pedir perdón. Dice Mateo 5:23-24: «Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.»
Este texto nos muestra que Dios valora la reconciliación por encima de nuestros actos religiosos. No hay verdadera adoración si nuestro corazón está endurecido por la falta de perdón o por el orgullo que nos impide pedirlo.
¿Te cuesta pedir perdón? ¿Hay alguien con quien debas reconciliarte? No dejes que el orgullo te aparte de la bendición que proviene de la verdadera humildad y el perdón genuino. Dios está listo para respaldarte y mostrar Su gracia mientras das ese paso de obediencia.
ORACIÓN:
“Padre celestial, reconozco que muchas veces el orgullo me ha impedido ver mis errores y pedir perdón a quienes he ofendido. Hoy quiero humillar mi corazón delante de Ti y de las personas con las que necesito reconciliarme. Quita de mí toda altivez y ayúdame. Gracias por Tu fidelidad al perdonarme cada vez que confieso mis pecados. Guíame a vivir en humildad, dependencia de Ti y amor hacia mi prójimo. En el nombre de Jesús, amén.”

Alex Plasencia
Pastor Asistente
Amén