GRATITUD AL SEÑOR
“Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, pues cercano está tu nombre; los hombres cuentan tus maravillas.”
Salmos 75:1
Vivimos en una generación intolerante, exigente e injusta; donde la gratitud ha dejado de estar vigente, para dar paso a la ingratitud, el olvido y la descortesía. Esto se aprecia en todos los ámbitos, sean estos; seculares o religiosos. Sin embargo, la palabra de Dios está llena de expresiones de hombres y mujeres que vivieron cerca a Dios y que tuvieron mucha gratitud en sus vidas, familias y ministerios.
La gratitud es un sentimiento claro y profundo de reconocimiento, al considerar que antes no tuve algo y que ahora lo tengo. Y que por esa razón debo de agradecer con aprecio a quien me lo dio. Pero, no, esto no camina más. La gente de nuestro tiempo exige derechos y considera que lo que ha recibido de alguna manera se lo ha ganado.
Pero nosotros, como creyentes, jamás debemos olvidar de dónde nos sacó el Señor y tan solo debido a ello, debemos mantener una eterna gratitud. He aquí algunas razones para ser agradecidos:
1. NOS HA DADO VIDA ESTANDO EN MUERTE. El apóstol Pablo escribió: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.” (Efesios 2:1-2), y de esta manera nos hace recordar la miseria y perdición totales de las que fuimos rescatados, y en la cual todavía permanece miles y miles de seres humanos, entre ellos: algunos de nuestros padres, hijos, hermanos, nietos y muchísima familia. Hay un mundo de tinieblas espirituales, en el cual están todavía ingentes cantidades de seres humanos, siguiendo un orden establecido por el mal. De allí nos liberó el Señor. Esto sería más que suficiente para ser más que agradecidos.
2. NOS HA REDIMIDO DEL PECADO. Pablo dijo: “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,” (Efesios 1:5). Esto, está referido al pago que se tenía que hacer para poder dejar en libertad a una persona que estaba en la condición de esclavitud. Ese pago lo hizo Cristo Jesús, mediante Su muerte en la cruz del calvario. La liberación de la condición de miseria y perdición totales, de cada persona costó la muerte de Cristo. Eso nada más, es otra de las razones más que suficientes para vivir agradecidos. No solamente por ser libres ahora, sino, porque no había otra manera de podernos liberar, sino tan solo la muerte de Jesús en la cruz.
De allí que cada semana podemos llegar a la casa del Señor con el mismo sentir del salmista, diciendo: “Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, pues cercano está tu nombre; los hombres cuentan tus maravillas.” (Salmos 75:1). Y vivamos para contar las maravillas del Rey Jesucristo, ya que muy cercano está, y cada instante de nosotros.
¡Con la expectativa de verte!

Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor