¿DÓNDE ESTÁ PUESTA TU MIRADA?
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.”
Colosenses 3:1-4
Este pasaje es un llamado a reflexionar sobre dónde están puestas nuestras prioridades. Como creyentes, Pablo nos recuerda que nuestra vida ya no está definida por las cosas terrenales, sino que está “escondida con Cristo en Dios”. Esto significa que hemos muerto al pecado y al antiguo estilo de vida, y ahora vivimos para la gloria de Dios.
La frase “si habéis resucitado con Cristo” subraya nuestra nueva identidad en Él. Por medio de la fe, compartimos en Su victoria sobre el pecado y la muerte. Esto no es solo un cambio teórico, sino una transformación que debe reflejarse en cada área de nuestra vida.
Buscar las cosas de arriba significa fijar nuestra atención en lo que agrada a Dios: Su reino, Su justicia y Su voluntad. Este llamado nos invita a no dejarnos absorber por las preocupaciones, placeres o metas temporales, sino a tener una perspectiva eterna. Preguntémonos: ¿Dónde estoy invirtiendo mi tiempo, mi energía y mis recursos? ¿En cosas pasajeras o en lo eterno?
Pablo dice que nuestra vida está “escondida con Cristo en Dios”, lo que implica seguridad, protección y una esperanza gloriosa. Esto nos consuela en tiempos de dificultad, recordándonos que nuestra verdadera vida está guardada en Él. El mundo puede no entender nuestra fe, pero sabemos que todo lo que somos está seguro en Cristo Jesús.
El versículo 4 nos llena de esperanza, “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. Cristo no es solo el centro de nuestra fe; Él es nuestra vida. Vivimos con la expectativa de Su regreso y la promesa de que compartiremos Su gloria. Esto nos motiva a perseverar en santidad y fidelidad.
Evaluemos nuestras prioridades, dediquemos tiempo para reflexionar en cómo están nuestras prioridades. Pasemos tiempo en oración y en la lectura de la Palabra, permitiendo que el Espíritu Santo alinee nuestros corazones con los valores y principio del reino de Dios. Recuerden que esta vida es temporal y que nuestra verdadera ciudadanía está en el cielo.
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!

Luiggi Naveda
Pastor Asistente
Excelente mensaje pastor, sigamos orando y busquemos las cosas de arriba, bendiciones