ADORACIÓN Y ALABANZA A DIOS
“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.”
Salmos 34:1
Sin duda que los días pasados han sido días de adoración, alabanza y gratitud al Señor; debido a que recordamos Su venida al mundo, Su propósito de darnos salvación y vida eterna.
Algunos que acostumbran a hacer una evaluación de sus vidas, de ver lo que ha sido bueno y satisfactorio en el año que ha pasado y también se han dado cuenta de lo que quieren y necesitan cambiar; han encomendado su vida a Dios y han alabado y adorado al Señor, buscando su acompañamiento en este nuevo año.
Pero, los días festivos ya quedaron atrás. Hoy nos enfrentamos nuevamente a la rutina de cada día y a vivir los días como lo solemos hacer siempre. Sin embargo, el rey David nos enseña a tomar decisiones sin importar la situación o condición en la que nos hallemos, como lo vamos a ver ahora:
1. HAY QUE TOMAR UNA DECISIÓN. Independientemente de cómo vivía y lo que estaba pasando el rey David, toma decisión muy personal: “Bendeciré a Jehová…” (Salmos 34:1a). Esto significa que no importaba su condición de perseguido por el rey Saúl, quien lo buscaba para matarlo. No importaba los temores que acosaban su alma o los peligros que enfrentaba cada día. Él tomó la decisión de adorar y alabar al Señor porque el Señor se lo merecía, porque él y solo él, está en control de todo lo que ocurre en el universo. Nadie más merece adoración, admiración y alabanza que nuestro único y sabio Dios. Esta era una determinación de su voluntad y no de sus emociones.
2. HAY QUE SER PERSEVERANTES. Habrán situaciones en la vida que procurarán desalentarnos, que arrastrarán experiencias negativas del pasado para confundirnos. Pero David había tomado la determinación de hacerlo constantemente: “Bendeciré a Jehová en todo tiempo…” (Salmos 34:1a). Es decir, en cualquier situación o circunstancia que le toque vivir: ya sean tiempos de alegría o tiempos de tristeza, en tiempos de escasez o tiempos de abundancia, en tiempos de paz y tranquilidad o tiempos de enfermedad y dolor.
3. HAY QUE VERBALIZAR. Es decir que se escuche, que lo oiga todo el mundo, por eso David dice: “Su alabanza estará de continuo en mi boca.” (Salmos 34:1b). No me quedaré callado, los que me oigan tendrán que saber acerca de la grandeza de mi Dios, sus maravillosos atributos. Eso lo haré junto a mis hermanos en la congregación, y aun estando solo en mi tiempo devocional. La alabanza que se emite con los labios para que todo el mundo lo escuche, debe de ser producto de las convicciones que se anidan en el corazón.
Al final de nuestras vidas nos daremos cuenta que en el cielo se alaba y adora constantemente al Cordero de Dios.
¡Con la expectativa de verte!

Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor