VIVIR ES CRISTO
“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.”
Filipenses 1:21
El vivir tiene que ver con todos los aspectos de su vida. Pablo tiene la profunda certeza de que no existe vida para él, que no está en Cristo. De otro modo, no hay vida digna de llamarse de ese modo que aquella que se centra y descansa en Cristo.
Para Pablo, Cristo se hace el fundamento de la vida cristiana. Todo cuanto tiene que ver con salvación, santificación y esperanza descansa en Cristo, de ahí que no sea posible la vida cristiana separada de Cristo. Jesucristo es la razón de vida, de vida y de la misma forma para nosotros.
Cristo es el único mediador y dador de vida, ya que solo en Él estaba la vida, Juan 1:4: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. La luz de vida que les llega a los hombres los conduce al Salvador.
Cuando el apóstol dice que “para mí el vivir es Cristo”, tiene que referirse primeramente a la experiencia de recepción de la vida eterna que está en la unión vital con Jesucristo. Pablo enseña con la expresión del versículo que Cristo es para él fuente de vida, y Jesús lo promete en Juan 10:28: “yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”. El que es vida en Sí mismo es también dador de vida eterna a todo aquel que cree y el resultado de esto, son cristianos transformados para vida nueva, convirtiéndolo en una experiencia de vida. Por ello Cristo es todo para Pablo.
Cristo, que se ha hecho vida en Pablo, como ocurre también con todos los creyentes, es la razón y motivo de gozo. Por tanto, la vida victoriosa es vivir para Su gloria, descansar en Él y amarle en correspondencia a Su gran amor.
Esta vida en Cristo se convierte también en firmeza y esperanza. La presencia de Cristo y Su promesa es ya esperanza de gloria. La vida está vinculada al Hijo de Dios, por tanto, el que tiene al Hijo tiene la vida.
Al reflexionar en todo lo que Pablo nos dijo, debemos darnos cuenta que nuestra vida encuentra su significado más profundo en Cristo. Él es nuestra razón de vivir, nuestro propósito y nuestra esperanza. Cuando vivimos con Cristo como nuestro centro, encontramos la plenitud y la satisfacción que el mundo nunca puede ofrecer.
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!
Luiggi Naveda
Pastor Asistente