UNA VERDAD SOBRE LAS BENDICIONES DE DIOS
“…Y todo lo que hace, prosperará…”
Salmo 1:3d
Esta es una de las bendiciones de aquel que permanece en el Palabra de Dios, de aquel que La Palabra de Dios es su delicia, y medita en ella de día y de noche: “todo lo que hace prosperará”.
Es interesante notar la Palabra prosperar, en el diccionario
de la Real Academia Española dice:
Del lat. prosperāre.
1. intr. Mejorar económicamente. El negocio ha prosperado mucho.
2. intr. Dicho de una idea, de un proyecto, etc.: Cobrar fuerza, imponerse o triunfar.
Y creo que muchos de nosotros hemos interpretado este versículo según lo que el mundo por el diccionario define la palabra prosperidad, sobre todo pensando en asuntos netamente materiales, netamente económicos.
Muchas personas anhelan la “prosperidad terrenal” que centran sus fuerzas y razón de vida a crear sus propios reinos terrenales, afanándose día, tarde y noche en trabajar, en hacer ‘contactos’, etc. creyendo que así llegarán algún día ser prósperos, con esto no estoy diciendo que esta mal trabajar, planificar, ahorrar, recuerda, Dios nos llama a ser prevenidos y responsables. Otros buscan la prosperidad, porque no quieren sufrir, y no pasar adversidades, otros creen que Dios está obligado a “prosperarnos terrenalmente” y si no lo hace entonces este ‘dios’ no existe o no es verdad, otros se acercan a la Iglesia, y a Dios, justo solamente por este fin y muchas veces terminan decepcionados y aun otros.
Lo que debemos entender es que nos hemos equivocado en definir la prosperidad y por lo tanto también la manera de cómo alcanzarla, pues erróneamente la hemos querido definir desde el punto de vista del hombre y no desde el punto de vista de Dios.
La palabra en hebreo para “prosperar” viene del verbo SALÁH’ que significa empujar hacia adelante, lograr pasar o lograr avanzar.
Esto no necesariamente significa que nunca sufriremos adversidades o fracasos. Sino que la persona cuyo deleite está en Dios y Su Palabra, en los momentos en los que tenga sufrimientos su fe se verá fortalecida para soportar las pruebas. Leamos lo que dice Jeremías 17:5-8:
“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.”
Lo que nos quiere enseñar este texto es que, en los momentos de sufrimiento, de calor y de sequía, los que están plantados en las fuentes de la Palabra de Dios están tan firmes que serán capaces de soportar estas adversidades externas y aun así dar fruto. ¡Esta es la verdadera prosperidad! Ser capaces en el poder y de la mano de Dios, de producir vida y bendición aun cuando ninguna de estas cosas esté disponible en fuentes externas, y esto ni siquiera por nosotros mismos, sino que es a causa de la fuente interna que es Dios, de Él obtendremos la fuerza necesaria en medio de esos momentos de prueba.
En otras palabras, prosperar significa avanzar, pero avanzar de la mano de Dios a pesar de las pruebas a pesar de las dificultades, nutriéndonos y fortaleciéndonos en Él y su bendita palabra, prosperar, significa, no obtener lo que deseamos o queremos, sino obtener los recursos que Dios quiera darnos, los necesarios para pasar las adversidades y pruebas en esta tierra.
Como menciona David Guzik: “En la vida del justo, Dios saca algo bueno y maravilloso de todo. Incluso las circunstancias difíciles producen algo que prosperará. Que será para nuestro bien”
Alex Plasencia
Pastor Asistente