CUATRO MOMENTOS EN LA VIDA DEL REY JESÚS
“¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.”
Mateo 2:2
Desde tiempos inmemoriales, los reyes veían la luz del mundo en la cuna de un palacio, de un castillo; así era en el pasado, o en una distinguida clínica en tiempos actuales. Pero, nacer en un pesebre, en un establo o un corralito, como fue el caso de Jesús; es totalmente paradójico para un rey. Sin embargo, así lo determinó el Omnipotente Dios y dueño del universo, que Jesús, Su Hijo amado, naciera de padres humildes, pobres y sencillos; de formación nada clara y de ocupación carpinteros.
El nacimiento del Rey Jesús, estuvo rodeado de por lo menos cuatro momentos muy significativos en torno a Su nacimiento. Estos fueron los siguientes:
1. UN REY BUSCADO. El texto de Mateo, nos indica que el rey Jesús aparece buscado: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.” (Mateo 2:1-2) ¿Cómo es que unos magos aparecen en Jerusalén buscando a Jesús? Estos magos, al decir de Heródoto, provienen de una tribu de los Medos. Eran hombres sabios, filósofos, sacerdotes y conocedores de la astronomía, la religión y la medicina. Muchos de ellos creían en la existencia de Dios y el deber de practicar el bien; así como de rechazar el mal. Es probable que habían escuchado acerca del Mesías como parte de la influencia que tuvieron de los judíos, en los 70 años de cautiverio en Babilonia. Fueron guiados por una estrella, que no era un fenómeno natural; sino, la manifestación visible de la gloria de Dios, que acompañó a Moisés en la columna de fuego y apareció envolviendo a Jesús en el Monte de la Transfiguración.
2. UN REY IGNORADO. “Oyendo esto, el rey Herodes se turbó y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:” (Mateo 2:3-5a) Los expertos en las Sagradas Escrituras, tenían a la mano las profecías del A.T. y la recitaron como prueba de su total conocimiento. Sin embargo, no se movieron a comprobar el nacimiento del Rey Jesús. Lo pasaron por alto, lo ignoraron total y completamente, y no le dieron ninguna importancia al interés de los magos, que viajaron desde muy lejos para ver al Rey.
3. UN REY AMENAZADO. “Oyendo esto, el rey Herodes se turbó y toda Jerusalén con él.” (Mateo 2:3) La turbación de Herodes y de toda Jerusalén, tenía un solo propósito: seguir siendo reyes de su propia vida y no aceptar el reinado universal del Mesías Cristo Jesús. Y como si fuera poco: “Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.” (Mateo 2:7-8). La gente temía la agitación de Herodes, pues su espanto podía terminar en un baño de sangre, como ocurrió con la muerte de los inocentes (Mateo 2:13-16). Su astucia de llamar a los magos en secreto, preguntar con diligencia el tiempo de la aparición de la estrella y recomendar que se hagan indagaciones cuidadosamente encubiertas; nos llevan a pensar que iba a dorar al Rey; si no que llevaban el veneno del homicidio en su corazón.
4. EL REY ADORADO. Al llegar los magos a su destino “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.” (Mateo 2:11) Es singularmente conmovedor y especial que personas venidas de tan lejos, unos 1,600 Km. De distancia: ellos, su escolta, su séquito y sirvientes, se postraron y adoraron al Rey. Luego le ofrecieron presentes muy significativos que fueron símbolos de Su ministerio y reinado.
Y de eso se trata la navidad, de ir y de adorar al Rey, que vino a morir en una cruz; para darnos perdón de pecados y vida eterna. Pero mucho tiene que ver por cuál camino nos acercamos a él. Si es por el camino de los escribas y eruditos, será el camino de la indiferencia y de ignorarlo completamente. Si es por el camino de Herodes, es el más peligroso, ya que es sacarlo a Jesús completamente de en medio. El único camino que nos lleva a él, guiado por la presencia de Dios, es el camino de los magos; ese camino nos lleva a la adoración del Rey de reyes y Señor de señores. ¡Medítalo!
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor