QUÉ HACER FRENTE A LOS ENEMIGOS
«Guíame, Jehová en tu justicia, a causa de mis enemigos; endereza delante mí tu camino.»
Salmos 5:8
Tal vez pocas sean las personas que no tengan enemigos. Pero, la gran mayoría de seres humanos tienen enemigos, que se generan a partir de malos entendidos, disputas comunes y corrientes; muchos de ellos surgen por conflictos de intereses, diferencias ideológicas, diferentes estilos de trabajo, por enconos antojadizos, envidias u odios escondidos.
Los enemigos se pueden hacer de forma gratuita, cuando tú no compatibilizas con personas de otro partido político o equipo de fútbol de su preferencia. El antagonista puede llegar no solo a las discusiones, insultos y vejaciones; sino también llegar a la violencia física y aun al homicidio.
De este tipo de experiencias insanas, perversas y condenables; no está exento el creyente. De allí que la recomendación del rey David sea un buen consejo a poner en práctica:
1. ANDAR EN JUSTICIA. Le corresponde al creyente caminar con cuidado, siendo que es observado y a veces vigilado por los enemigos; quienes buscarán que el creyente tropiece y caiga. Por eso le ruega a Dios: “Guíame, Jehová en tu justicia,” (Salmos 5:8a). Eso es lo que debe de hacer todo creyente cada día, suplicar al Señor le guíe en esos caminos de justicia, para no resbalar, ni deslizarse de los caminos que el Señor ha marcado. Así se mantuvo Abel, dejándose guiar por Dios a pesar de la nefanda conducta de su hermano Caín, el cual por el encono guardado, terminó asesinándolo.
Dios siempre nos guiará por caminos de justicia, ya que Su propósito es que, no andemos nunca en caminos de maldad: “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti.” (Salmos 5:4).
2. DISPONERSE A SER CORREGIDOS. Si partimos de la base bíblica de que todos, absolutamente todos, nos hemos desviado alguna vez, como lo afirma la palabra: “Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Salmos 14:3). Esta afirmación de la palabra nos toca de manera medular y nos deja sin piso espiritual, ya que todos nos hemos deslizado para navegar en aguas nauseabundas. De allí la importancia de tener la disposición a ser corregidos como la palabra nos lo indica: “endereza delante mí tu camino.” (Salmos 5:8b). El salmista le pide a Dios que allane su camino para que le pueda seguir. En otras palabras, le dice que en medio de la desviación ocasionada por equivocarse de camino o por malas decisiones del pasado; que el camino del Señor sea tan visible, que no haya forma de volverlo a equivocar. Y esto, no depende de buena suerte, sino de una clara actitud de poder ser corregido en cualquier momento.
Independientemente de cómo se comporten nuestros enemigos, nos corresponde a nosotros, los creyentes y discípulos de Jesucristo; siempre caminar en justicia y tener la buena y sana satisfacción de ser corregidos. De generar quiebres en nuestro caminar diario, para no salirnos de la protección de Dios. ¡Examínalo!
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor