LA TERQUEDAD DE LOS NECIOS
“El necio, en todo lo que hace muestra la pobreza de sus ideas, aun cuando vaya diciendo que los necios son los demás.” (Eclesiastés 10:3 – DHH)
No se necesita mucho esfuerzo para toparse con un necio, los hay por montones. Lo difícil es hallar sabios. Pero los necios, pululan en las calles, en las plazas, en los gobiernos, en los hospitales, en las comisarías; en las iglesias, en las universidades. Es decir, están en todo lugar; a pesar de que el conocimiento se duplica cada dos años. Sin embargo, la necedad no ha disminuido.
La necedad, es una actitud o comportamiento en el que una persona se muestra obstinada, terca o insistente en algo, incluso si no tiene fundamento sólido o está equivocada. Una persona permeada por la necedad suele ignorar consejos, advertencias o evidencias que contradicen sus creencias o deseos, manteniéndose firme en su postura. Claro está que, este tipo de comportamiento es un rechazo a reflexionar, reconsiderar y por último a admitir sus errores.
No conozco un mejor tratado acerca de la necedad, que la Biblia. He aquí algunos de sus postulados.
1. EL NECIO NIEGA LA EXISTENCIA DE DIOS. La perversión del necio no sólo está en negar la existencia de Dios, sino, en vivir desafiándolo. Por eso dice el salmista David: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien.” (Salmos 14:1). Es más que suficiente ver los programas de televisión para darnos cuenta como la “justicia” se ha corrompido. Y como la necedad va unida a la corrupción, es absolutamente sorprendente.
2. EL NECIO ES TORPE EN LO QUE HACE. Su torpeza lo muestra en lo que hace, en los encargos que le dan y en los resultados que obtiene. De allí, lo que dice Salomón: “El necio, en todo lo que hace muestra la pobreza de sus ideas, aun cuando vaya diciendo que los necios son los demás.” (Eclesiastés 10:3 – DHH) Culpa a los demás de su pobreza de criterios para enfrentar la vida, desarrollar el trabajo y enfrentar los retos del día a día.
3. EL NECIO NO TIENE TEMOR DE CALUMNIAR AL PRÓJIMO. Está tan seguro de su necedad, que lo expone como si fuera verdad. Dice el sabio Salomón: “El que encubre el odio es de labios mentirosos; y el que propaga calumnia es necio.” (Proverbios 10:18). Esto, indica que al necio no le interesa afectar al prójimo con tal de hallar credibilidad a su mentira. De allí que, en las confrontaciones para esclarecer la verdad, el necio nunca da su brazo a torcer, simplemente se precipita como el toro a la capa, sin darse cuenta, que allí está la espada que lo va a herir. Es tan tozudo, que su determinación es embestir al prójimo, sin medir las consecuencias.
El Señor tenga misericordia de cada uno de nosotros, porque ninguno está libre de caer en los lazos de la necedad. De allí que el salmista David nos advierta: “¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.” (Salmos 19: 12). Por eso, cuan necesario es legislar nuestra condición con la Palabra de Dios, escuchar el consejo de hombres y mujeres sabias; que nos ayudarán a poder cotejar nuestros pensamientos, emociones y decisiones con la Palabra de Dios: Ya que el hecho de no poder entender nuestros errores no nos excusa de ellos. ¡Medítalo!
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor