CAMBIOS COSMÉTICOS
“En la cátedra de Moisés se sienta los escribas y fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen.”
Mateo 23:2-3
Aunque la expresión “cambios cosméticos” es moderna, su descripción abarca todo el quehacer del ser humano en toda la historia de la civilización. Los cambios cosméticos son cambios decorativos que producen modificaciones externas, superficiales, pero que no alteran la estructura interna o fundamental del hombre.
Jesús fue muy cáustico al denunciar la hipocresía de los escribas y fariseos; basta con leer el capítulo 23 de Mateo, para confluir con Jesús cuando les dijo: “Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.” (Mateo 23:28). La hipocresía, los llevaba a fingir o aparentar tener cualidades, creencias o sentimientos que en realidad no las tenían. Y esto, era evidente por el discurso que ofrecían, pero que, en su propia vida son distintos. Por eso Jesús dijo: “En la cátedra de Moisés se sienta… Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen.” (Mateo 23:2-3). Aprendieron la lección, pero no fue la práctica de su vida. Y de esa clase hay muchos asimilados a las iglesias, pero que nunca han nacido de nuevo, ni conocen lo que es la regeneración.
¿Cómo me doy cuenta de gente que tiene cambios cosméticos, y no genuinos? William Barclay, dice que el Talmud consideraba siete clases de fariseos, de los cuales seis eran muy malos. Ahora, como hijos de Dios y discípulos de Jesús, nos corresponde identificar esas malas conductas y jamás imitarlos. Aquí están por lo menos tres de tantas malas actitudes:
1. LOS QUE DICEN, PERO NO HACEN. Son especialistas hablando, pero no haciendo. “Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen.” (Mateo 23:2-3). Qué lejos están estas personas del modelo bíblico, que pueden elaborar un discurso, pero que no predican con el ejemplo. El Señor Jesús nada hizo que él primero no lo cumpliera, de allí que se diga que Él era la palabra encarnada.
2. LOS QUE ESPERAN MÁS DE OTROS, QUE DE SÍ MISMOS. Es decir, demandan tanto de los demás; pero ellos, ni con un dedo son capaces de apoyar. Por eso Jesús les dijo: “Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.” (Mateo 23:4). Es fácil empujar para que otros hagan; pero, lo mejor es desafiar con el ejemplo, como nuestro Señor lo hizo.
3. LOS QUE SE AUTO PROMOCIONAN Y SE EXHIBEN. Los escribas y fariseos eran especialistas en esto; ya que buscaban alabanza de los hombres, por eso el Señor Jesucristo les dijo: “Antes, hacen todas sus obras para ser vistos de los hombres.” (Mateo 23:5a). Esta forma de comportamiento está definida por una palabra extraída del italiano: Figuretti, que describe a alguien preocupado por sus apariencias de manera ostentosa y exagerada.
Si nuestro Maestro y Señor Jesucristo, condenó este tipo de comportamiento bañado en las aguas de la hipocresía; nosotros, antes que buscarlo en otros, deberíamos de autoexaminarnos para que no caigamos en esta clase de conductas que son marginales al cristianismo. ¡Examínalo!
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor