SAZONANDO CON SAL
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”
Colosenses 4:6
Hoy quiero hacer énfasis en la segunda parte de este versículo: “que nuestra palabra sea siempre… ‘Sazonada con sal’”, es interesante que este término no es la primera vez que aparece en biblia relacionada con la vida del cristiano, los creyentes del Antiguo Testamento debían sazonar sus ofrendas a Dios con sal (Levítico 2:13), el rey David tenía un pacto de sal con el Señor (2 Crónicas 13:5), se nos dice que somos la sal de la tierra (Mateo 5:13), y la sal también se refiere a estar en paz con los demás (Marcos 9:50). Al reflexionar sobre todas las propiedades que tiene la sal, podemos considerar las siguientes:
- Preservar: En tiempos antiguos, la sal se usaba para preservar los alimentos, no existían congeladoras o refrigeradoras para preservar la comida. Sazonar con sal nuestras palabras implica que ellas deben ser edificantes y duraderas en nuestras conversaciones.
- Dar sabor: La sal también da sabor y hace que los alimentos sean más agradables. Nuestras palabras deben ser atractivas y agradables, capaces de atraer a otros hacia Cristo con sabiduría y gracia.
- Purificación: La sal tenía propiedades purificadoras en la antigüedad. Nuestras palabras deben ser puras y limpias, libres de maldad y corrupción, guiadas por Dios y Su Palabra.
Pidamos sabiduría a Dios siempre que abramos nuestros labios, siendo honestos muchas veces damos un mal testimonio cuando hablamos, peor aún cuando hemos tenido un mal día o estamos fatigados, por eso el orar, pedir a Dios de su poder, guía y sabiduría nos ayudará a dar un mejor testimonio como cristianos a los de nuestra casa y al mundo.
Que nuestras palabras sean siempre un reflejo del amor y la gracia de Dios, sazonadas con sal para que podamos ser verdaderos testimonios de Su verdad y de Su bondad.
Alex Plasencia
Pastor Asistente