ENFRENTANDO AL PODER DE SATANÁS

ENFRENTANDO AL PODER DE SATANÁS

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”

(Santiago 14:7)

¿Alguna vez te has sentido atacado por el diablo? Él usa varios medios para que perdamos nuestra fe en el Señor. Satanás promueve en nosotros dudas y ansiedades con preguntas tales como: “Si Dios está conmigo, ¿por qué me ha sucedido esto?”.

“Someteos”, significa “alinearse bajo otro”. Esta palabra se aplicaba a soldados que estaban bajo la autoridad de un superior en rango militar.

Santiago usó esta palabra para describir una sumisión voluntaria y consciente a la autoridad de Dios como Gobernante soberano del universo.

Así que, a la luz de la gracia ofrecida a los creyentes, sólo hay una cosa por hacer cuando nos enfrentamos al poder de Satanás: “Someternos a Dios”.

¡Hermano!

No le prestemos atención al enemigo. Parémonos firme contra él. Lo que se propone es paralizarnos por medio del temor y llevarnos a nuestra destrucción. Así que enfrentémosle.

Santiago no nos recomienda que los demonios deben ser arrojados de los creyentes por un tercero, sino que nos reta el tratar con Satanás como un enemigo destruido por Jesucristo, el cual puede y debe ser resistido personalmente.

La palabra “Resistid” viene de dos palabras griegas: “estar de pie y en contra”, así que si estamos de pie y en contra del enemigo, este huirá por nuestra resistencia como creyente que se enfrenta con la autoridad de Jesús, quien destruyó a Satanás.

¿Qué debemos expresarle a Satanás cuando somos tentados?

Expresar nuestra fe en Jesús. La mejor manera de resistir el poder del diablo que trata de frustrar el plan de Dios en tu vida, es “declarando en voz alta tu fe en el Señor”. No hay por qué vivir en el temor. Debemos confiar en Él, y el Señor nos librará.

¡Amado hermano!

Nuestro peor enemigo no puede resistir escuchar que se exalta al Señor, así que cuando actuamos de esta manera, él huirá. Por ello, en los momentos en que surge el temor, la duda y la ansiedad, reconozca los ataques del diablo y “derrótelo alabando el nombre de Jesús”.

Destruyendo barreras