EL LADO OSCURO DE NUESTRA VIDA
“Nada hay tan engañoso y perverso como el corazón humano. ¿Quién es capaz de comprenderlo?”
Jeremías 17:9 DHH
Todos habremos escuchado la expresión: “caras vemos, pero corazones no sabemos”. Esta, es una expresión que pinta de cuerpo entero al ser humano. Aunque la expresión es usada para dar a conocer la actitud negativa de otro ser humano y el desengaño que uno siente por el comportamiento de otras personas en contra de nosotros mismos. Sin embargo, las Sagradas Escrituras nos enseñan que todos los seres humanos tenemos un lado oscuro en nuestra vida.
En el lado oscuro de la vida del hombre están, aquellos aspectos de la vida que suelen ser negativos, difíciles de entender y muchas veces muy dolorosos. Están ligados a experiencias como el sufrimiento, el dolor, la tristeza, la desesperanza, la frustración, la injusticia, el miedo, la soledad, la enfermedad y la muerte. Y todo ello habita en el alma de cada persona. Pero también, en el alma están las experiencias lindas y hermosas como la alegría, la belleza, la felicidad, el gozo, la satisfacción. Todo esto significa que, en el alma o corazón como le llama la Biblia, cohabitan lo bueno y lo malo; el bien y el mal. Y aunque no parezca, esta, es una realidad a la cual todos nos enfrentamos cada día. Pero, lidiar con el lado oscuro de nuestra vida no es fácil por varias razones:
1. NO ES FÁCIL DE RECONOCER NUESTROS ERRORES Y PECADOS En la historia de la raza humana, vemos que el hombre no es fácil de reconocer su lado oscuro, se justificará de diversas maneras y por último terminará culpando a otros el mal que hace, sin reconocer su culpabilidad, el mejor ejemplo son Adán y Eva. Adán dijo:«La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.” (Génesis 3:12). No sólo no quiso admitir su culpa, sino que pretendió culpar a Dios como el último responsable de su desobediencia.
2. NO ES FÁCIL PEDIR PERDÓN. Un día estando Jesús en el templo, los escribas y fariseos le presentaron una mujer sorprendida en adulterio; solicitando que la ajusticiara, debido a su lado oscuro de su vida. Pero Jesús, al ver el corazón de los acusadores, el lado oscuro de sus vidas, y ver que eran tan igual o peor de pecadores que la mujer, les dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” (Juan 8:7). Luego Jesús se inclinó hacia el piso y comenzó a escribir en la tierra. Los mejores comentaristas dicen que Jesús escribió el pecado de cada uno de los que estaban allí; los cuales abandonaron el lugar “acusados por su conciencia.” (Juan 8:9), sin reconocer, ni pedir perdón por sus pecados.
Si esta es la condición de cada ser humano, ¿Habrá algún remedio para el lado oscuro de nuestra vida? Sí claro que la hay:
1. DESCONFIAR DE NUESTRO CORAZÓN Y CONFIAR EN LA PALABRA DE DIOS. La historia del hombre, muestra lo peligroso que es confiar en nuestro propio corazón, ya que “Nada hay tan engañoso y perverso como el corazón humano. ¿Quién es capaz de comprenderlo?” (Jeremías 17:9) DHH. Quién hace caso a su corazón y lo toma como la última palabra de consejo, ya se equivocó terriblemente; porque ni siquiera se da cuenta de su condición ni tampoco puede entender a su intrincado corazón. De allí que necesitamos la Palabra de Dios como dijo el salmista: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino…La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.” (Salmos 119:105,130)
2. CONFIAR EN EL PERDÓN DE DIOS Y LIMPIAR NUESTRA CONCIENCIA. No hay forma en la que el hombre pueda ser redimido (sacado de la esclavitud del pecado) a menos que no confiese su pecado y disfrute del perdón de Dios: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1Juan 1:9). Una vez perdonados, hay que entrenar nuestra conciencia para ser veraces, permitiendo que la Palabra de Dios nos hable y Su Santo Espíritu nos redarguya cuando sea necesario: ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? (Hebreos 9:14).
Qué remedios más precisos y eficaces nos brinda Dios en Su palabra.
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor