REFLEJANDO LA SANTIDAD DE DIOS
“como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”
1 Pedro 1:14-16
El apóstol Pedro nos recuerda que, como hijos de Dios, estamos llamados a la obediencia. Nuestra relación con Dios no es solo como siervos o seguidores, sino como hijos que han sido adoptados en Su familia. Esta identidad como hijos nos invita a vivir de una manera que refleje el carácter de nuestro Padre Celestial. La obediencia es una expresión de amor y gratitud a Dios por la salvación que hemos recibido a través de Cristo.
Por lo que nos llama a no volver a los antiguos deseos y comportamientos que teníamos antes de conocer a Cristo. Antes de experimentar el amor y la gracia de Dios, vivíamos de acuerdo con nuestra naturaleza pecaminosa y nuestras pasiones. Pero ahora, como nuevas criaturas en Cristo, somos llamados a dejar atrás esas cosas. No podemos conformarnos al patrón de vida que el mundo ofrece, sino que debemos ser transformados por la renovación de nuestra mente (Romanos 12:2).
La santidad de Dios es el estándar que debemos seguir. Nosotros, como sus hijos, debemos reflejar esa santidad en nuestras vidas diarias. Ser santo no significa ser perfecto; sino estar apartado para Dios, vivir una vida que honra a Dios en todas nuestras acciones, palabras y pensamientos. Esto abarca toda nuestra manera de vivir, no solo los domingos o en ciertas áreas, sino en cada área de nuestra vida.
Pedro cita aquí Levítico 11:44, recordando que la santidad no es un concepto nuevo. Desde el Antiguo Testamento, Dios ha llamado a su pueblo a ser santo como Él es Santo, este llamado sigue vigente para nosotros hoy. Él nos ha llamado a ser suyos, y en esa relación con Él, estamos llamados a reflejar Su carácter.
La santidad no es solo un mandamiento, sino una invitación a caminar en la libertad y plenitud que encontramos en Cristo Jesús, quien nos capacita para vivir conforme a Su voluntad. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Estamos viviendo de manera que nuestra vida refleje la santidad de Dios y su llamado para ser apartados para Él?
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!
Luiggi Naveda
Pastor Asistente