¿Decepcionado de Dios?
¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?
Job 2:10b
Como creyentes, en algunas oportunidades hemos enfrentado una gran decepción y nos enfadamos y le echamos la culpa a Dios por habernos defraudado.
“La Biblia nos hace ver que la decepción es una respuesta emocional ante los objetivos y deseos frustrados. A veces, es el resultado de circunstancias fuera de nuestro control, pero cuando otros están involucrados es fácil culparlos por la situación”.
Cuando Job atravesó su tiempo de intenso sufrimiento, Satanás utilizó a su esposa para estimular su desesperanza y amargura. Ella tenía la filosofía de que la vida debía ser agradable, y si no lo era, de nada servía vivirla. Esta filosofía se encuentra ampliamente difundida en nuestros días, y el aumento de la cantidad de suicidios da testimonio de la aceptación universal de este pensamiento.
Gracias a Dios que el creyente conoce el motivo por el que estamos aquí, no es para pasarlo bien, sino que existen propósitos significativos de alcanzarlos en esta vida, incluso cuando las cosas se alteran, pero a veces nos olvidamos que tenemos un Padre Celestial.
Job, un hombre consagrado no quiso escuchar a su esposa la mala recomendación de maldecir a Dios (Job. 2:9), la respuesta de Job a su mujer y al extremo quebrantamiento de corazón que estaba experimentando fue una confianza asombrosa en el Señor. Y debido a su actitud humilde y obediente, Dios lo honró grandemente, le quitó la aflicción que tenía, le aumentó al doble las cosas que había perdido, así como animales e hijos, muriendo viejo y lleno de vida (Job 42.10–17).
¡Hermano!
De manera similar, la forma en que nosotros debemos responder a la desilusión es extremadamente importante. No preste oídos cuando el enemigo le dice que no vale nada y que Dios ya no le ama. Nuestro misericordioso Padre celestial puede en realidad estar evitando que arruinemos nuestra vida; bien puede ser que el Señor, en su amoroso plan, haya detenido una situación en particular para impedir nuestra destrucción; y lo que parecía ser una desgracia, en realidad era un rescate divino.
Dios en Su gracia y gloria, nos concede muchas horas de gozo, de placer y de deleite, y es justo que nosotros le demos gracias. Pero jamás nos decepcionemos ni nos enfademos con Él cuando lleguen los momentos de presión, porque eso es lo que quiere Satanás que hagamos.
¡Cuando te lleguen las pruebas, reacciona como Job. Honra a Dios y pídale que te aclare la enseñanza que te está dando!
¿Nos damos por vencidos, sintiéndonos decepcionados por Dios? De ninguna manera
Destruyendo barreras
José Cabanillas
Pastor Asistente
Me gustó lo leer es muy buena