LA SENCILLEZ Y TRASCENDENCIA DEL EVANGELIO
“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”
Marcos 1:14-15
Para muchos creyentes es complicado anunciar el evangelio del reino de Dios. Aduciendo siempre que no saben cómo hacerlo, que los tiempos de ahora no son como los de antes, que en épocas remotas era más fácil hacerlo; pero que ahora, con el avance de la ciencia y despertamiento tecnológico, es “muy difícil” compartir el evangelio.
Quienes sostienen esta tremenda falacia, probablemente ignoren o no quieran darse cuenta cómo eran los tiempos en la época de Jesús. Y cómo Jesús trazó un modelo sencillo, pero trascendente; porque de la aceptación o rechazo del evangelio, depende la eternidad de cada ser humano.
La comunicación del evangelio planteado por Jesús, consta de cuatro ingredientes muy sencillos, pero trascendentes.
1. EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO. Cuando Jesús inicia Su ministerio lo hace, “diciendo: El tiempo se ha cumplido…” (Marcos 1:15a). El primer elemento a considerar al predicar el evangelio es un elemento de urgencia: “ya no hay tiempo para más”, “ya es la hora”, “ya no hay que esperar más”. El hombre sin Cristo, sin Dios, no tiene esperanza alguna, todo termina con la muerte. Así que, si va a tomar una decisión trascendente sobre su vida, este es el momento; ya no hay nada más que hacer, hoy es el día de Salvación.
Ahora, esto lo dijo cuando la figura política más importante de su tiempo, era el corrupto y lascivo emperador romano Tiberio. El gobernador Poncio Pilato, el cual no permitía revuelta alguna, apagaba cualquier intento de rebelión, sembrando el terror. El rey era Herodes, ególatra y paranoico, asesino de sus esposas, hijos y nietos. (Lucas 3:1-2)
2. EL REINO DE DIOS SE HA ACERCADO. El segundo elemento es: “y el reino de Dios se ha acercado…” (Marcos 1:15b). ¿Qué es el reino de Dios? Es la presencia de Jesús mismo en la vida de cada persona que lo acepta. Esto lo aclaró el mismo Señor cuando precisamente los fariseos lo acusaban de que él echaba los demonios por el poder del demonio, Jesús en este contexto dijo: “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.” (Mateo 12:28) Y los que entran de este reino son aquellos que se consideran que no tienen ningún mérito para lograrlo; aquellos que no se justifican a sí mismos y tienen la esperanza de que Dios sea propicio a ellos. (Lucas 18:9-14)
Esto lo dijo Jesús cuando el poder religioso, estaba totalmente corrompido y dividido. Había dos sumos sacerdotes: Anás y Caifás, el sumo sacerdote era Caifás; pero, el poder en la sombra era su suegro Anás. La esperanza espiritual para Israel estaba en banca rota.
3. ARREPENTÍOS. Esta es la condición, necesaria e imprescindible: ”arrepentíos” (Marcos 1:15c). Es decir, todo hombre sobre la tierra que no se ha arrepentido, se va alejando cada día de Dios y aunque piense que está cerca; necesita volverse a Dios y generar un cambio de mente y de conducta como producto de este acercamiento. Obviamente, el hombre no lo puede lograr por la simple reflexión personal, sino por la decisión de regresar a Dios y dejar que él haga, la regeneración de vida.
4. CREED EN EL EVANGELIO. Este es el cuarto ingrediente: “y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15d). El evangelio es la mejor noticia que el hombre haya podido escuchar. Esta es la única esperanza que el hombre puede abrazar. Por eso Pablo lo describió de esta manera: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo…para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.” (Gálatas 2:16). Hay una sola manera de lograr la justificación delante de Dios, y esta es, mediante la fe en Jesucristo, pues no hay otra manera; es la forma que Dios ha establecido. Así que, nos toca no solo creer, sino que, predicar la fe en Jesucristo para salvación de todo hombre que se acerca a Dios.
Bueno sería considerar estos cuatro elementos al comunicar el evangelio de Jesucristo, tal como lo hizo Jesús al iniciar su ministerio. ¡Medítalo!
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor