AMISTADES VERDADERAS

AMISTADES VERDADERAS

“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo;
Y amigo hay más unido que un hermano.”

Proverbios 18:24

Este versículo nos ofrece una profunda reflexión sobre el valor de la verdadera amistad. Un tema que es tan relevante en nuestras vidas, mientras vamos por el camino de la fe.

En una época donde las relaciones de amistad pueden ser superficiales, este versículo nos llama a cultivar relaciones auténticas y significativas.

La verdadera amistad no se trata simplemente de tener un gran círculo social. Sino de cultivar un vínculo con alguien que nos ve por quienes realmente somos, que se construye sobre la base del mutuo respeto, la confianza y el apoyo, fundamentado siempre en la Palabra de Dios.

Asimismo, puede estar presente en nuestras vidas de manera incondicional, brindándonos aliento incluso en las circunstancias más difíciles. Ser amigo implica estar presente en los momentos de alegría y de tristeza, ofrecer apoyo y comprensión, ser fiel y leal. “En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia.” (Proverbios 17:17)

Los amigos verdaderos son aquellos que eligen estar de nuestro lado, que nos apoyan incondicionalmente, que comparten nuestras cargas. Estos amigos pueden llegar a conocer nuestros corazones de una manera más profunda.

“Un amigo levanta al otro cuando cae, lo afirma cuando duda y lo defiende cuando es atacado.
Cuando actuamos así, nos hemos convertido en amigos de verdad.”

Sixto Porras

La verdadera amistad refleja el amor de Dios. Jesús mismo nos mostró el mayor ejemplo de amistad cuando dijo en Juan 15:13: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” Jesús nos llama amigos y dio su vida por nosotros. Este es el estándar de amor y amistad que debemos aspirar a seguir. Una amistad verdadera es sacrificial, incondicional y perseverante. Según el versículo, es un vínculo profundo y significativo que trasciende las circunstancias. Nos enseña a valorar y cultivar las relaciones que tenemos, a ser agradecidos por esos amigos que se han convertido en hermanos para nosotros, y a esforzarnos por ser ese tipo de amigo para los demás. Este tipo de amigo que siempre te dirija hacia la CRUZ DE CRISTO, que te ayude a vivir una vida en integridad y dependencia de Dios.

“Nuestros amigos más cercanos,
deberían ser aquellos que están buscando la santidad”

-Steven Lawson

Un aspecto importante es la disposición a ayudarnos a confrontar nuestros pecados y errores. Un amigo verdadero no encubre nuestros pecados ni nos deja continuar en ello. En cambio, nos ayuda a traerlos a la luz de la Palabra de Dios. Proverbios 27:5-6 dice: “Mejor es la reprensión franca que el amor encubierto. Fieles son las heridas del amigo.” Un amigo que verdaderamente nos ama, nos corregirá y nos guiará hacia el arrepentimiento y la restauración. Nos recordará la gracia y la verdad de Dios, ayudándonos a vivir conforme a Su voluntad.

Las relaciones de amistad genuinas y centradas en Cristo, enriquecen nuestras vidas. Necesitamos invertir tiempo y esfuerzo en cultivar amistades sólidas y duraderas, porque son un regalo invaluable, un regalo precioso de Dios, que debemos cuidar y atesorar con todo nuestro corazón, porque nos acompañarán en el camino de la vida cristiana y nos ayudará a poner nuestra mirada en Cristo.

Examinémonos: ¿Estamos siendo amigos verdaderos para aquellos a nuestro alrededor? ¿Estamos mostrando amor, lealtad y apoyo?

Que el Señor nos dé la sabiduría y gracia para ser amigos fieles y para valorar y cultivar esas amistades que son un verdadero regalo de Dios.

¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!