Porque soy tu madre ¡Y punto!
Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.
Proverbios 31:26
Durante mi infancia y adolescencia, una de las frases recurrentes que mi madre solía decirme era «¡Porque soy tu madre y punto!». Recordar estas expresiones únicas y llenas de amor que nuestras madres nos han transmitido a lo largo de nuestra vida es un tesoro invaluable. La relación entre madre e hijo es especial, marcada por un amor incondicional y un cuidado sin límites.
Las palabras de una madre, como «Si lo encuentro, ¿qué te hago?» o «Me va a doler más a mí que a ti», van más allá de la simple autoridad; reflejan un profundo amor y preocupación por el bienestar de sus hijos. En cada expresión, se encuentra un mensaje de protección, guía y cariño que moldea nuestra vida y carácter.
La Biblia nos ofrece numerosas referencias que resaltan el papel único de las madres y la importancia del amor maternal. Por ejemplo, en proverbios 31:26 se destaca la sabiduría y la bondad que una madre puede transmitir a través de sus palabras.
Reflexionar sobre el impacto que las palabras y acciones de nuestras madres tienen en nuestra formación es un ejercicio valioso. Cada frase, cada gesto de amor y protección, contribuye a forjar nuestra identidad y nuestros valores. A través de sus expresiones, las madres no solo establecen reglas y límites, sino que también infunden en nosotros valores y principios fundamentales.
En la Biblia, encontramos varios ejemplos de madres ejemplares cuyas vidas y acciones reflejan virtudes y valores dignos de admiración. Algunas de estas mujeres incluyen:
- Sarah, la esposa de Abraham, quien demostró fe y paciencia en medio de circunstancias difíciles, y finalmente dio a luz a Isaac en su vejez (Génesis 21).
- Jocabed, la madre de Moisés, quien confió en Dios y arriesgó su vida al esconder a su hijo para salvarlo de la orden de Faraón de matar a todos los niños hebreos (Éxodo 2).
- Ana, la madre de Samuel, quien oró fervientemente por un hijo y luego cumplió su promesa de dedicar a Samuel al servicio de Dios en el templo (1 Samuel 1).
- Elisabet, la madre de Juan el Bautista, quien fue fiel a Dios y dio a luz a Juan en su vejez, cumpliendo así la profecía de que sería un profeta poderoso (Lucas 1).
- María, la madre de Jesús, el Hijo de Dios. María fue una mujer piadosa y humilde, elegida por Dios para llevar a cabo un papel crucial en el plan de salvación.
Cada mamá cristiana es una mujer ejemplar que nos muestra cómo, a pesar de las circunstancias difíciles, la fidelidad a Dios y la disposición a seguir Su plan pueden llevar a bendiciones extraordinarias y al cumplimiento de propósitos divinos.
Gracias mamá, ¡damos gloria a Dios por bendecirnos con tan grandiosa mujer!
¡Feliz Día Mamá!
Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente